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No tienes quien te bese tus labios de grana, Ni quien tu cintura elástica estre… dice tu mirada. No tienes quien hunda
El ciego sol se estrella en las duras aristas de las armas, llaga de luz los petos y espaldare… y flamea en las puntas de las lanz… El ciego sol, la sed y la fatiga.
El lobo blanco del invierno, el lobo blanco viene, con los feroces ojos inyectados en sangre helada, fijos y crueles. ¡Maldito lobo invierno, que te lle…
No se callaba la fuente, no se callaba... Reía, saltaba, charlaba... Y nadie sabía
Siete soles forman el solio del príncipe de los siete soles. Su cetro de oro es un haz de llamas
Yo soy como las gentes que a mi ti… —soy de la raza mora, vieja amiga… que todo lo ganaron y todo lo perd… Tengo el alma de nardo del árabe e… Mi voluntad se ha muerto una noche…
Por una de esas raras reflexiones de la luz, que los físicos explicarán llenando de fórmulas un libro... Mirándome las manos
Arquitecturas instantáneas sobre una pausa suspendidas, apariciones no llamadas ni pensadas, formas de viento, insubstanciales como tiempo
Vino, sentimiento, guitarra y poes… hacen los cantares de la patria mí… Cantares... Quien dice cantares, dice Andaluc… A la sombra fresca de la vieja par…
De celeste y blanco viste el pueblecillo..., de blanco y celeste. Y el viejo a lo noble, joven a lo alegre,
¡Qué bonita es la princesa! ¡Qué traviesa! ¡Qué bonita! ¡La princesa pequeñita de los cuadros de Watteau!
Antonio, en los acentos de Cleopa… la copa de oro olvida que está de… Y, creyente en los sueños que evoc… toda en los ojos tiene su alma de… La reina, hoja tras hoja, deshojan…
Atrás el cielo, atrás la luz y su navaja, atrás los muros de salitre, atrás las calles que dan siempre a… Atrás mi piel de vidrios erizados,
Ardan todas las voces y quémense los labios; y en la más alta flor quede la noche detenida. Nadie sabe tu nombre ya;
Yo, poeta decadente, español del siglo veinte, que los toros he elogiado, y cantado las golfas y el aguardiente...,