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No sé lo que he soñado
en la noche pasada;
triste, muy triste, debió ser el sueño
pues despierto la angustia me duraba.
 
Noté, al incorporarme,
húmeda la almohada,
y por primera vez sentí, al notarlo,
de un amargo placer henchirse el alma.
 
Triste cosa es el sueño
que llanto nos arranca;
mas tengo en mi tristeza una alegría...
¡Sé que aún me quedan lágrimas!
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