#EscritoresCubanos #Ismaelillo
Contra el verso retórico y ornado El verso natural. Acá un torrente… Aquí una piedra seca. Allá un dor… Pájaro, que en las ramas verdes br… Como una marañuela entre esmeralda…
Sí! yo también, desnuda la cabeza De tocado y cabellos, y al tobillo Una cadena lurda, heme arrastrado Entre un montón de sierpes, que re… Sobre sus vicios negros, parecían
Yo miro con un triste placer, como en la fiesta Del noble Jerez pálido la copa llena guían las blancas manos trémulas
¡Cadáveres amados los que un día Ensueños fuisteis de la patria mía… Arrojad, arrojad sobre mi frente Polvo de vuestros huesos carcomido… ¡Tocad mi corazón con vuestras man…
Sé de brazos robustos, Blandos, fragantes; Y sé que cuando envuelven El cuello frágil, Mi cuerpo, como rosa
Mírame, madre, y por tu amor no ll… Si esclavo de mi edad y mis doctri… Tu mártir corazón llené de espinas… Piensa que nacen entre espinas flo…
Si quieren que de este mundo Lleve una memoria grata, Llevaré, padre profundo, Tu cabellera de plata. Si quieren, por gran favor,
El Sol alumbra: ya en los aires m… La copa amarga: ya mis labios tiem… No de temor, que prostituye, de ir… El Universo, en las mañanas alza Medio dormido aún de un dulce sueñ…
El aire está espeso La alfombra manchada, Las luces ardientes, Revuelta la sala; Y acá entre divanes
Una mora de Trípoli tenía Una perla rosada, una gran perla: Y la echó con desdén al mar un día… —«¡Siempre la misma! ¡ya me cansa… Pocos años después, junto a la roc…
Si ves un monte de espumas, Es mi verso lo que ves: Mi verso es un monte, y es Un abanico de plumas. Mi verso es como un puñal
Ayer la vi en el salón De los pintores, y ayer Detrás de aquella mujer Se me saltó el corazón. Sentada en el suelo rudo
Los niños han leído mucho el número pasado de La Edad de Oro, y son graciosas las cartas que mandan, preguntando si es verdad todo lo que dice el artículo de la Exposición de París. Por...
La montaña y la ardilla Tuvieron su querella: —«¡Váyase usted allá, presumidilla… Dijo con furia aquélla; A lo que respondió la astuta ardil…
Para modelo de un dios El pintor lo envió a pedir: — ¡Para eso no! ¡para ir, Patria, a servirse los dos! Bien estará en la pintura