Francisco Gabilondo Soler
Hay un pato bizco
que se cae a cada rato;
hombre, pobre pato
¡con los ojos al revés!
 
Pero es un buen amigo
mucho muy cortés
nunca, nunca dice no
si se trata de un favor.
 
Algunos le ruegan:
“¡Prestame un centavo!”
Busca entre sus plumas
y entrega dos
pues su vista es doble
y su alma es noble.
 
El patito bizco
¡tiene de oro el corazón!
Preferido o celebrado por...
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