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A China Zorrilla

Allá en mis nueves años circulaban
dos tipos de tranvías
los amarillos de la transatlántica
los rojos de la comercial
pero aparte de que fueran alemanes o ingleses
había una tremenda diferencia
en la comercial viajaba yo
en la transatlántica unos desconocidos
 
El treinta y seis iba a Punta Carretas
y a las seis y cuarto de la mañana frágil
cuando se levantaba como niebla el rocío
yo lo tomaba a diario para asistir
al Deutsche Schule de la calle soriano
 
Era un horario para gente estoica
razón por la que íbamos sólo dos pasajeros
yo sentado adelante junto a la ventanilla
y bien atrás un viejo bajito y honorable
siempre de traje oscuro y con barba canosa
que leía su diario y jamás me miraba
 
Hoy me gusta pensarlo
aquel puntual usuario
seguro que tomaba el crujiente tranvía
en una vaga esquina del siglo XIX
pero en aquel entonces hubo alguien
mi padre
que dijo ése es el poeta nacional
ése es don juan zorrilla de sanmartín
 
Lo cierto
fue que el augusto nombre no me reveló nada
así que lo seguí considerando un viejo
bajo y de oscuro
ceño fruncido y barba
uno que diariamente compartí conmigo
el 36 de la comercial
poco después moría con todos los honores
 
Recuerdo que una tarde siendo ya adolescente
me introduje en su casa
que ya no era su casa sino apenas
el museo zorrilla
y me vinieron ganas retroactivas de hablarle
de sentarme con él
en el tranvía de las seis y cuarto
 
En este medio siglo por supuesto he leído
sobre su vida y obra
sobre su fe y talante
 
El tranvía sigue galopando en la niebla
con él viejo y yo niño
con él sólo y yo sólo
 
Pero nunca he sabido qué hacía tan temprano
en el tramo penúltimo de su cándida gloria
Otras obras de Mario Benedetti...



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