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Le doy al niño de Chile
la nueva patria que tengo:
limpia y olorosa a limpio,
patria dispuesta a quererlo
como me quiere ella a mí,
que de su sangre estoy hech0.
Y si él añora sus Andes,
y si la nieve y el viento,
y si la sal y las uvas
o el hondo cobre materno,
lo consolaré en la caña
o el susurrante aguacero;
en los serenos azules
de un mar rumoroso y nuestro.
Y mañana, cuando Chile
vuelva a los brazos del pueblo,
regresará para darle
su corazón y su beso.
Preferido o celebrado por...
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