#1988 #EscritoresUruguayos #VientosDelExilio
Para que pueda ser he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los ot… los otros que no son si yo no exis… los otros que me dan plena existen… —Octavio Paz
La nación es una manzana una roja invitante manzana y no sabemos quién la moderá la nación es una corneta una ronca gastada corneta
Nosotras las viejitas democráticas ni huesos conseguimos para el cald… pero como escuchamos Radio Carve nosotras le tenemos miedo al cambi… Esa pensión que nos brinda el gobi…
A veces por supuesto usted sonríe y no importa lo linda o lo fea
Hay un día en que se nace a la gloria y a la suerte a la suerte y a la muerte hay un día en que se nace y en penumbra tan temprana
Está prohibido escribir sobre cier… así que voy a hablar de la violenc… el violento autorizado asiste comp… cartas de amor acaricia contigo lo… novia escucha tus murmullos tus de…
El ojo de este pez que aún se agit… no evoca desconcierto sino confirm… de sus presagios sobre el pobre mu… el ojo del pez mira a través de los cuerpos
Estuvimos en epidauros veinticinco… y también escuchamos desde las más… el rasgueo del fósforo que allá ab… encendía la guía la misma gordita que entre templo y templete
Sigo en pie por latido por costumbre por no abrir la ventana decisiva y mirar de una vez a la insolente
Rojo / como el que más / radiante vino rojo la herida de las vírgenes el crepúsculo fucsia el toro ya vencido
Compañero remoto en tu fe de mader… alerta en la querella que no se de… transcurres por los sueños y el in… sin parpadear ni vernos / custodio… hacedores de inviernos y socorros…
En el principio era el verbo y el verbo no era dios eran las palabras frágiles transparentes y putas cada una venía con su estuche
Para matar al hombre de la paz para golpear su frente limpia de p… tuvieron que convertirse en pesadi… para vencer al hombre de la paz tuvieron que congregar todos los o…
Pensó ojalá que no pero esta vez acaso sea la última. Con el deseo más tierno que otras… tentó las piernas de la mujer nuev…
Tus ojos miran como dos latidos tu corazón no puede con su roca, tu memoria se tapa los oídos. Maldices aunque no muevas la boca, sigues comprando el surco y los ma…