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He aquí la jaula de las culebras.
Enroscados en sí mismos,
duermen los ríos, los sagrados ríos.
El Mississippi con sus negros,
el Amazonas con sus indios.
Son como los zunchos poderosos
de unos camiones gigantescos.
 
Riendo, los niños les arrojan
verdes islotes vivos,
selvas pintadas de papagayos,
canoas tripuladas
y otros ríos.
 
Los grandes ríos despiertan,
se desenroscan lentamente,
engullen todo, se hinchan, a poco más revientan
y vuelven a quedar dormidos.
Otras obras de Nicolás Guillén...



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