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Tu injusticia por mi mano

LXXXVII

 
Tus mohines son menos inocentes
que tus patines y tus espinillas,
líbreme Alá de las adolescentes
sagitario, con rímel y en cuclillas.
 
Declino estar un mes con agujetas
por dármelas contigo de judoka,
mi sarampión no admite más recetas
que el flan de chocolate de tu boca.
 
Antes de las serpiente, el paraíso
era un friso de arcángeles paganos
copulando sin morbo ni permiso.
 
Por tu culpa en mis tórridos veranos
la palma de los dedos de narciso
se toma tu injusticia por mi mano.
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