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LXXXIII

 
Maldito amor el nuestro si caemos
en la trampa mortal de las parejas,
si queremos querer y desqueremos,
si empezamos el living por las rejas.
 
Maldito sea el hall de los despachos,
los ángeles dormidos en las rama,
el garrafón del bar de los muchachos,
los gajes de los trajes de la fama.
 
Malditas sean las pugnas fraticidas
entre el macho y la hembra, resignados
al duelo de juzgados homicidas.
 
Malditos sean los gritos destemplados,
malditas sean las bocas desabridas,
la justicia de los ajusticiados.
Preferido o celebrado por...
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