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I

 
Fue mía una noche. Llegó de repente,
y huyó como el viento, repentinamente.
 
Alumna curiosa que aprendió el placer,
fue mía una noche. No la he vuelto a ver.
 
Fue la noche sola de una sola estrella.
Si miro las nubes, después pienso en ella.
 
Mi amor no la busca; mi amor no la llama:
La flor desprendida no vuelve a la rama,
 
y las ilusiones son como un espejo
que cuando se empaña pierde su reflejo.
 
                             

II

 
Fue mía una noche, locamente mía:
Me quema los labios su sed todavía.
 
Bella como pocas, nunca fue más bella
que soñando el sueño de la noche aquella.
 
Su amor de una noche sigue siendo mío:
La corriente pasa, pero queda el río;
 
y si ella es la estrella de una noche sola,
yo he sido en su playa la primera ola.
 
                             

III

 
Amor de una noche que ignoró el hastío:
Somos las distantes orillas de un río,
 
entre las que cruza la corriente clara,
y el agua las une, pero las separa.
 
Amor de una noche: si vuelves un día,
ya no he de sentirte tan loca y tan mía.
 
Más que la tortura de una herida abierta,
mi amor ama el viento que cierra una puerta.
 
El amor florece tierra movediza,
y es ley de la llama trocarse en ceniza.
 
El amor que vuelve, siempre vuelve en vano,
así como un ciego que extiende la mano.
 
Amor de una noche sin amanecer:
¡Acaso prefiero no volverte a ver!
Preferido o celebrado por...
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