#Cantautores #EscritoresEspañoles
Si lo que quieres es vivir cien añ… no pruebes los licores del placer. Si eres alérgico a los desengaños, olvídate de esa mujer. Compra una máscara antigás,
Descabellan tus ojos cuando miras a los piratas cojos de neón, las curas de valor curan mentiras y retiran figuras de salón. En otras artes también cuecen haba…
Recordarás la primera vez que con tu trajín nos juntó la vid… llamaste al timbre para vender libros sobre razas desconocidas... ¿Qué nos sucedió?
Denle al lector recién desembarcad… sano en tal puerto el Nobel en aga… lo cierto es que esta playa me ha… la vida que perdí en otras batalla… Cuajé novillos, orillé la escuela,
Entre la cirrosis y la sobredosis andas siempre, muñeca. Con tu sucia camisa y, en lugar de sonrisa,
Vine a Praga a romper esta canció… por motivos que no voy a explicart… a orillas del Moldava las olas me empujaban a dejarte por darte la razón.
Mirando en el retrovisor los semáforos del miedo. Ando buscando un alquiler un cuarto de pensión. una canción capaz de hacer
Todo empezó cuando aquella serpien… me trajo una manzana y dijo prueba… Yo me llamaba Adán, seguramente tú te llamabas Eva. Vivíamos de scuoters en un piso
Que no arranquen los coches, que se detengan todas las factorías, que la ciudad se llene de largas noches
La tarde consumió su luego fatuo sin carne, sin pecado, sin quizás, la noche se agavilla como un ave a punto de emigrar. Y el mundo es un hervor de caracol…
Maldita sea la mantis religiosa, el granizo, el pulgón, la filoxera… el parkinson, la seta venenosa, la raposa, el bromuro, la dentera. Malditos sean los fachas reciclado…
Ay Carmela, me duelen tus ojos, sembrando rastrojos canela en la nieve. Como dos carabelas, tan pintas, tan niñas, tan leves.
Máter España de barba peregrina, que falta a misa de doce, que no conoce rutina, masona, judía, cristiana,
El labrador de mi pueblo lleva una azada en la mano que grandes tiene las manos el labrador de mi pueblo cavando de sol a sol
Antes de estrangular al mensajero que oscila entre tu esguince y mi… camuflo, bajo el ala del sombrero, el gorrión senil de la tristeza. Se lo dice un vicario de las risas