Te has negado a cerrar los ojos, m… abiertos ante el cielo como dos go… su color coronado de junios, ya es… alejándose a ciertas regiones matu… Hoy, que es un día como bajo la ti…

Desde que el alba quiso ser alba,… madre. Quiso la luna profundamente… En tu dolor lunar he visto dos muj… y un removido abismo bajo una luz… ¡Qué olor a madreselva desgarrada…

Las gramas, las ortigas en el otoño avanzan con una suavidad y una ternura largas. El otoño, un sabor

Caídos sí, no muertos, ya postrado… están los hombres de resuelto pech… sobre las más gloriosas sepulturas… las eras de las hierbas y los pane… el frondoso barbecho,

Me tiraste un limón, y tan amargo, con una mano cálida, y tan pura, que no menoscabó su arquitectura y probé su amargura sin embargo. Con el golpe amarillo, de un letar…

Traspasada por junio, por España y la sangre, se levanta mi lengua con clamor a llamarte. Campesino que mueres,

La palmera levantina, la columna que camina. La palmera... la palmera... La palmera levantina, la que otea la marina,

¿Qué quiere el viento de encono que baja por el barranco y violenta las ventanas mientras te visto de abrazos? Derribarnos, arrastrarnos.

En tu angosto silbido está tu quid… y, cohete, te elevas y te abates; de la arena, del sol con más quila… lógica consecuencia de la vid. Por mi dicha, a mi madre, con tu a…

Por fin trajo el verde Mayo correhuelas y albahacas a la entrada de la aldea y al umbral de las ventanas. Al verlo venir se han puesto

No salieron jamás del vergel del abrazo. Y ante el rojo rosal de los besos rodaron. Huracanes quisieron

Entusiasmo del odio, ojos del mal querer. Turbio es el hombre, turbia la mujer.

El palomar de las cartas abre su imposible vuelo desde las trémulas mesas donde se apoya el recuerdo, la gravedad de la ausencia,

Ante la vida sereno, y ante la muerte, mayor; si me matan, bueno: si vivo, mejor. No soy la flor del centeno

El último y el primero: rincón para el sol más grande, sepultura de esta vida donde tus ojos no caben. Allí quisiera tenderme