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Una paloma me dijo
que volando sobre Cuba,
oyó en un cañaveral
esta décima montuna:
 
—Dulce caña me provoca
con su jugo azucarado,
el cual después de probado
siempre es amargo en la boca.
Herir la caña me toca,
mas el destino es tan fiero,
que al golpearla con mi acero
ella todo el bien recibe,
pues que de mi golpe vive
y yo de su sangre muero.
Preferido o celebrado por...
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