Cargando...
Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.
 
Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.
 
Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.
 
Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser—y no ser—eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!
Preferido o celebrado por...
Otras obras de Otero...



Top