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Vi el corderito blanco,
niño entre los corderos,
con un gran tajo rojo
desangrarse en silencio.
Cerca, en la tarde fría,
el fuego.
 
Bebían y danzaban
hombres de duro sueño.
Asesinado y solo,
niño entre los corderos,
el corderito blanco
bajo su piel de miedo,
y una angustia redonda
fija en los ojos ciegos.
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