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Yo he visto perlas claras de inimitable encanto,
de esas que no se tocan por temor a romperlas;
Pero solo en tu cuello pudieron valer tanto
las burbujas de nieve de tu collar de perlas.
 
Y más, aquella noche del amor satisfecho,
del amor que eterniza lo fugaz de las cosas,
cuando fuiste un camino que comenzó en mi lecho
y el rubor te cubría como un manto de rosas.
 
Yo acaricié tus perlas, sin desprender su broche,
y las vi, como nadie nunca más podrá verlas,
pues te tuve en mis brazos, al fin, aquella noche,
vestida solamente con tu collar de perlas.
Preferido o celebrado por...
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