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Amparo ¡qué sola estás en tu casa vestida de blanco! (Ecuador entre el jazmín y el nardo).
El campo de olivos se abre y se cierra como un abanico. Sobre el olivar
Odian la sombra del pájaro sobre el pleamar de la blanca meji… y el conflicto de luz y viento en el salón de la nieve fría. Odian la flecha sin cuerpo,
El río Guadalquivir va entre naranjos y olivos. Los dos ríos de Granada bajan de la nieve al trigo. ¡Ay, amor
El magnífico sauce de la lluvia, caía. ¡Oh la luna redonda sobre las ramas blancas!
Sin encontrarse. Viajero por su propio torso blanco… Así iba el aire. Pronto se vio que la luna era una calavera de caballo
Laoconte salvaje. ¡Qué bien estás bajo la media luna! Múltiple pelotari. ¡Qué bien estás
Cuando sale la luna se pierden las campanas y aparecen las sendas impenetrables. Cuando sale la luna,
Su luna de pergamino Preciosa tocando viene por un anfibio sendero de cristales y laureles. El silencio sin estrellas,
¡Esa esponja gris! Ese marinero recién degollado. Ese río grande. Esa brisa de límites oscuros. Ese filo, amor, ese filo.
La noche no quiere venir para que tú no vengas ni yo pueda ir. Pero yo iré aunque un sol de alacranes me coma…
En las torres amarillas, doblan las campanas. Sobre los vientos amarillos,
Desde mi cuarto oigo el surtidor. Un dedo de la parra y un rayo de sol. Señalan hacia el sitio
Solamente por oír la campana de la Vela te puse una corona de verbena. Granada era una luna ahogada entre las yedras.
Yo no podré quejarme si no encontré lo que buscaba. Cerca de las piedras sin jugo y lo… no veré el duelo del sol con las c… Pero me iré al primer paisaje