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La aurora de Nueva York tiene cuatro columnas de cieno y un huracán de negras palomas que chapotean las aguas podridas. La aurora de Nueva York gime
Tengo miedo a perder la maravilla de tus ojos de estatua y el acento que de noche me pone en la mejilla la solitaria rosa de tu aliento. Tengo pena de ser en esta orilla
Ni tú ni yo estamos en disposición de encontrarnos. Tú... por lo que ya sabes. ¡Yo la he querido tanto!
En el gris, el pájaro Griffón se vestía de gris. Y la niña Kikirikí perdía su blancor
Alta va la luna. Bajo corre el viento. (Mis largas miradas, exploran el cielo.) Luna sobre el agua.
Tierra seca, tierra quieta de noches inmensas. (Viento en el olivar,
Córdoba. Lejana y sola. Jaca negra, luna grande, y aceitunas en mi alforja. Aunque sepa los caminos
La muerte entra y sale de la taberna. Pasan caballos negros y gente siniestra
Ya viene la noche. Golpean rayos de luna sobre el yunque de la tarde. Ya viene la noche. Un árbol grande se abriga
Altas torres. Largos ríos. Hada Toma el anillo de bodas que llevaron tus abuelos.
Agosto. Contraponientes de melocotón y azúcar, y el sol dentro de la tarde, como el hueso en una fruta.
Por el arco de Elvira quiero verte pasar Para saber tu nombre y ponerme a llorar. ¿Qué luna gris de las nueve
He cerrado mi balcón porque no quiero oír el llanto pero por detrás de los grises muro… no se oye otra cosa que el llanto. Hay muy pocos ángeles que canten,
La rosa no buscaba la aurora: Casi eterna en su ramo buscaba otra cosa. La rosa
Campanas de Córdoba en la madrugada. Campanas de amanecer en Granada. Os sienten todas las muchachas