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A Eugenio d’Ors

Un amor que conversa y que razona,
sabio y antiguo –diálogo y presencia–
nos trajo de su ilustre Barcelona;
y otro, distancia y horizonte: ausencia,
 
que es alma, a nuestro modo, le ofrecimos.
Y él aceptó la oferta, porque sabe
cuanto de lejos cerca le tuvimos,
y cuanto exilio en la presencia cabe.
 
Hoy, Xenius, hacia ti, viejo milano
las anchas alas en el aire ha abierto,
y una mata de espliego castellano
 
lleva en el pico, a tu jardín diserto
–mirto y laureles– desde el alto llano
en donde el viento cimbra el chopo yerto.
 
(Ávila, 1921)
Preferido o celebrado por...
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