Cargando...
Cierto, me rodean árboles un tanto silenciosos,
se asoman al paisaje como buscándome
mas yo también me busco y he olvidado
desesperadamente mis labios.
Vuelvo recién del último silencio
y estaba Dios o algo así como Dios
desolando puntual mi sueño.
Sufrí como se sufre, demasiado feliz,
tendido aquí en la tierra, casi deshabitado,
pidiendo, no pidiendo, dejándome llevar.
Y estaba Dios o algo así como Dios
desencantando adrede mi soledad.
Sin embargo ahora estoy rodeado
por los familiares en mi mundo desierto:
el hermano cielo, la hermana tarde,
viene sobre el viento la nube rosa.
Es cierto, me rodean,
se asoman al paisaje como buscándome.
Son las moléculas de Dios infinito,
quizá Dios mismo o algo así como Dios
pero se interponen entre él y yo.
No se me olvide,
nunca
se me olvide.
A Dios no podré asirlo
Dios mediante.
Otras obras de Mario Benedetti...



Top