En mi ciudad hay varios espantos invisibles
pero también existen los visibles
el más de todos es un monumento
que planearon levantaron
y sobre todo inauguraron
los desenfados del poder
desde lejos podría tomarse por un dolmen
de más lejos aún por un menhir
ah pero desde cerca es un pleonasmo
una tabarra una matraca
un baldón chantapufi
una blasfemia
una manía contra la bandera
ella se abraza al asta de cemento
¿dónde se ha visto un asta de cemento?
como una bufanda irremediable
y el rugoso la veja la escarnece
en cada nueva ráfaga la humilla
la arrolla enfurecido y la despliega
así hasta hacer que de sus nueve franjas
queden tan sólo siete o seis y media
por si todo eso fuera poco
el espantajo tiene alas
más bien paletas de cemento
no es una ofensa es un sepelio
una mortaja a la bandera
cuando no hay viento se retrae
y cuando llueve llora y pide
que no la dejen
sola y cautiva
claro que no
estamos haciendo
una pancarta de amnistía
para las nueve pobres franjas
las nueve franjas azotadas
tan corajudas
tan rehenes