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A Yoyes

Cuando aquella muchacha
aquella taumaturga aún no había empezado a ser cadáver
recibía diversos homenajes y ofrendas
 
en la ribera el agua lamía sus tobillos
las gaviotas planeaban y hasta las golondrinas
regresaban mucho antes de la fecha acordada
los naranjos le daban sus gajos predilectos
el césped se volvía más verde ante su paso
los picaflores y los papalotes
cooperaban en riesgos compartidos
y alguna que otra nube brindaba un aguacero
para limpiar el aire de amenazas
 
y sin embargo la balearon
por la espalda por nada y por las dudas
junto a su niña frágil
 
las gaviotas se han ido
y hasta las golondrinas
han resuelto quedarse en sus exilios
el naranjo y el césped se secaron
descienden las cometas de colores calientes
las nubes indignadas ya no lloran
 
y alguno que otro poeta va dejando
cada tributo en su memoria intacta
cada versito en su cadavercito.
Otras obras de Mario Benedetti...



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