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Sobre la falda tenía
      el libro abierto;
en mi mejilla tocaban
     sus rizos negros;
no veíamos las letras
      ninguno creo;
mas guardábamos entrambos
      hondo silencio.
¿Cuánto duró? Ni aun entonces
      pude saberlo;
sólo sé que no se oía
      más que el aliento,
que apresurado escapaba
      del labio seco.
Sólo sé que nos volvimos
      los dos a un tiempo
y nuestros ojos se hallaron
      y sonó un beso.
 
***
 
Creación de Dante era el libro,
      era su Infierno.
Cuando a él bajamos los ojos
      yo dije trémulo:
—¿Comprendes ya que un poema
      cabe en un verso?
Y ella respondió encendida
    —¡Ya lo comprendo!
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