Cargando...

VIII

 
Los dioses callan, la canalla insiste,
el ying y el yang bordan el paripé;
es tiempo es un rufian, la carne triste,
gran señor el plebeyo Mallarmé.
 
Ronca en mi cama la mujer que amo
y que me ama, qué sé yo por qué,
nada le debo, nada le reclamo,
¿a quién reza con tan poquita fe?
 
Y, sin embargo, aquí de madrugada,
con mi escocés, mi porno y mi pajita,
no me amargo con tintos de verano.
 
La mortaja de mi última posada
si la encargo será cuando Afrodita
requise la baraja de mi mano.
Preferido o celebrado por...
Otras obras de Joaquín Sabina...



Top