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Del camino: II

     Daba el reloj las doce... y eran doce
golpes de azada en tierra...
 
     ...¡Mi hora!—grité—... El silencio
me respondió:—No temas;
tú no verás caer la última gota
que en la clepsidra tiembla.
 
     Dormirás muchas horas todavía
sobre la orilla vieja
y encontrarás una mañana pura
amarrada tu barca a otra ribera.
Preferido o celebrado por...
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