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Reinaldo Bustillo

Reinaldo Bustillo Cuevas nació en San Juan Nepomuceno, Colombia, hijo del poeta Ismael Bustillo Angulo y Doña Elena Cuevas Arrieta, hija a su vez del Medico Honoris Causa Don Manuel Cuevas Martínez. Fue profesor de Matemática y Literatura en La Normal Superior para Señoritas Mercedes Elena de Pareja; en la Concentración de Educación Media Diógenes Arrieta; y en el Colegio de Bachillerato Silvia S de Arrieta donde fungió de rector. Fue elegido Diputado a la Asamblea de Bolívar por el partido Nuevo Liberalismo, comandado a nivel nacional por el mártir Luis Carlos Galán Sarmiento. Ha publicado tres poemarios: “Te Espero en la Orilla del Recuerdo”; “Migajas de Amor” y “El Cielo de mi Tierra es Diferente”; un ensayo: “Diógenes Arrieta, Guerrero de la Pluma y la Palabra”; es autor de numerosos poemas, cuentos y ensayos, publicados en Revistas Nacionales y Extranjeras; colaborador del diario “La Libertad de Barranquilla”; de “El Espectador” de Bogotá”; Letra Digital” del Uruguay; Symbolos de México D.F; “Comparto mi Cultura” de Argentina; ha sido traducido al portugués por Urda Alice Klueger; referenciado por Jaime González Sánchez catedrático de la Universidad Santa Cruz de la Sierra de Bolivia por el Trabajo “Moral Antropológica“; lector invitado varias veces por la Radio La Quebrada de Argentina en el “Programa Una Noche Inolvidable”; Mención Especial de SADE (Sociedad Argentina de Escritores), con el soneto Mi Terruño, dedicado a San Juan Nepomuceno, en el Concurso Internacional del Soneto en Dolores; Miembro del Club Internacional de Escritores “Palabra sobre palabra” de España, donde fue Creador del “ Grupo Amantes del Soneto”, adscrito al Grupo PsP y designado como profesor de CEL ( Centro de Estudios Literarios). Obtuvo el primer lugar en el Concurso Internacional de “Un Soneto Para Soria- España”, convocado por “Amistad Numancia” con el propósito de exaltar los méritos heroicos de Numancia, ciudad celtibera, que no pudo ser tomada por las armas del Imperio Romano en el sitio que le infligió en el 133 antes de Cristo , sino que únicamente por un asedio de dieciocho meses se doblegó ante seiscientos mil legionarios, bajo el mando del nieto del Escipión el Africano, Publio Cornelio Escipion Emiliano. Aceptado como Miembro de SELAE (Sociedad de Escritores Latinoamericanos y europeos) con sede en Milán- Italia y de donde es colaborador; y Embajador ante los Escritores Colombianos. Últimamente fue aceptado como colaborados del Blog Corazón del verbo de Sevilla- España, donde publico el soneto “El COLIBRÍ” Y DE LA Revista ALDABA de Sevilla- España. EL CIELO DE MI TIERRA ES DIFERENTE Por Jocé Daniels García El Cielo de mi tierra es diferente es uno de los buenos libros de poesía que en los últimos tiempos ha caído, por voluntad de las musas, en mis manos, y como todos los libros de Reinaldo Bustillo Cuevas lleva el estigma indeleble de quien a través de los años conoce las leyes de la poesía clásica y sabe cuál es la música, el tono y la melancolía que debe llevar un verso libre. Desde los primeros poemas fluye ese remolino lírico y entonces observamos que detrás de bambalinas, las metáforas ocultan un código referido a San Juan Nepomuceno. Demuestra como todo buen aeda que cuando quiere algo lo imagina, lo crea y lo eterniza con su pluma, donde lentamente aparece el ingenio y la imaginación, la gracia y la fantasía, la sutileza y el conocimiento de la naturaleza humana, como un hijo de aquellos campos florecidos, como un hijo del espíritu errante de Trino el brujo el cantor de los Montes de María. El Soneto como la máxima expresión del género poético, desarrollado por los poetas castellanos desde Félix Lope de Vega Carpio hasta el caballero del Soneto, don Miguel Rasch Isla, y que en nuestro país ha tenido tantos seguidores, también tiene un espacio en la poética de Bustillo Cuevas. Son Sonetos de Mentira en donde surge una poesía límpida que consolida su estilo personal y como las flautas al viento que cantan el preludio al trinar de los pájaros, Bustillo Cuevas, con sus marcadas influencias piedracielistas, modernistas y románticos pergeña una poesía que se gesta en una realidad vivida, con nombres propios y compromete el paisaje del San Juan de sus recuerdos, su entorno humano y lo viste con las mejores galas de la belleza natural. Conocí a Bustillo Cuevas en las mismas circunstancias en que se conocen todos los poetas de este mundo, una tarde de otoño cuando nos disponíamos a develar los secretos enterrados en una de las criptas del viejo mausoleo donde se decía estaban los versos más bellos de Diógenes Arrieta y que había escrito en tiempos en que las doncellas que buscaban destino con sus multicolores miriñaques coqueteaban muy cerca de donde estaban los otrora empresarios del tabaco. Desde aquellas lluvias hasta nuestros días me he deleitado con sus poesías, bellas tristes, alegres y frescas, libres de estridencias y ambages retóricos, cuyos antecedentes se encuentran sumergidos en otros grandes poetas de San Juan Nepomuceno. Sus versos contrastan con la poesía frívola, cursi y floja de algunos poetas de nuestro tiempo que en medio de la manigua de una ciudad tan anquilosada en material cultural como Cartagena surgen como una gran cártel con sus turiferarios y corifeos para conformar una sociedad de elogios mutuos y así endilgarse epítetos sonoros y coronarse de laurel y presentarse en el panorama intelectual como la pléyade de los elegidos. Organizan concursos y eventos y como en la corrompida Roma de Nerón tocan la lira del triunfo, se ríen de sus propias pilatunas, y al igual que los zoilos de la desgracia, bautizan y excomulgan, pontifican con sus poesías tan débiles que se desgranan en el cernidor de la crítica para quedar regados en el solar de los infortunios. He ahí la diferencia. Bustillo Cuevas con sus versos libres ruge y avasalla, sin facilismo o ilusorios, sin la veleidad cotidiana que ha invadido los fértiles campos de la poesía. En El Cielo de mi tierra es Diferente nos topamos con versos acrisolados que se riegan en el ambiente como un ramillete multicolor y dejan efluvios agradables al espíritu. Gracias a Dios y a Trino el Brujo, aún quedan buenos aedas. Benéfica influencia del soneto en la poesía Libre Artes, Artes literarias, Poesía Rafael Núñez Moledo, poeta autor del Himno Nacional de Colombia y Presidente de le Republica, alguna vez dijo: El cerebro mana el pensamiento como la caña miel. Sin justificar la verdad científica de esta expresión quiero tomar el fundamento metafórico del mensaje para colegir con él, que cada vez que el hombre se expresa, lo hace en armonía con lo que abunda en su cerebro; y que, por lo tanto, el poeta cuando habla hace poesía. Le oí decir a alguien, en alguna ocasión, que poesía es el modo natural de expresarse el vate. Todo lo anterior para decir que la Poesía Libre, como su mismo nombre indica, es poesía; y afirmar, sin el más mínimo temor de desacertar, que en esta forma de poesía se han escrito piezas trascendentales de la Poesía Universal. Pero pido licencia para hacer algunas elucubraciones, de las que respondo sin comprometer a ninguna Escuela y menos a algún autor, sobre lo que considero justificó, en parte, la poesía Libre. Séame así mismo permitido hacer uso de un símil para encontrar el sendero expedito que me conduzca a demostrar la hipótesis que pretendo exponerles. Imaginemos a un malabarista, que cansado de aumentar el número de objetos que lanza, al aire, describiendo un arco, para recibirlos con la otra mano, resuelve tomar objetos de diferentes pesos, ya sea por su tamaño o por el peso específico de los materiales de que hace uso. El público que observa, se siente incapaz de distinguir a simple vista el peso relativo de cada uno de los objetos que forman el arco armonioso del artista. Así el poeta que cansado del isosilabismo resuelve versificar con versos anisosilábicos, no olvida nunca el ritmo, que es en esencia un retomar el concepto griego del uso de los pies, concepto este merecedor de suma atención, para comprender la musicalidad de cada idioma. Decimos, pues, que la poesía versolibrista, consistió en sus orígenes, en el abandono del isosilabismo, pero cada vez que hizo uso de un verso de determinado número de sílabas, su autor se sintió comprometido a cumplir con el ritmo propio de él, no es pues prosa escrita en renglones cortos; recordemos que el verso es un renglón con medida; la libertad a la que alude el término no debe entenderse como despreocupación de la musicalidad, que es condición constitutiva del verso. Es célebre la advertencia, en este sentido, de Machado: Verso libre, verso libre, líbrate mejor del verso cuando te esclavice. Resumiendo diremos que el versolibrismo emplea el verso anisosilábico, pero que cada vez que hace uso de uno cualquiera, está en la obligación de respetar y acatar su ritmo, distribución de acentos, de la manera como la naturaleza del verso en particular requiera. Aquí es donde viene la influencia benéfica del Soneto en la Poesía Libre, en cuanto que estando el soneto sometido a una estricta distribución de acentos, enseña al poeta versolibrista a cumplir este requisito que enriquecerá y hermoseará su verso. Podemos decir, sin el mínimo riesgo de error, que el experto en escribir sonetos tendrá la habilidad de escribir versos libres más rítmicos Por otro lado los poetas que escriben versolibrismo no deben olvidar que la exoneración que se les brinda en cuanto a la rima y al número de sílabas no llega nunca, no puede llegar, a liberarlo del ritmo, pues su producción dejaría de ser verso y se convertiría en prosa; prosa poética si se quiere, pero prosa. El poema Libre, para que quede cabal, exige cadencia, ritmo interno y musicalidad, atributos que vienen dados en formas diferentes que en el soneto , o en general, en la poesía isosilábica. En todo caso el verso libre no es prosa en renglones cortos, es una forma diferente de poetizar, pero que, aunque parezca contradictorio, tiene sus leyes. © Reinaldo Bustillo Cuevas Reinaldo Bustillo Cuevas, después de terminar sus estudios elementales en su pueblo natal, San Juan Nepomuceno, en la Escuela Pública para Varones, entidad única educacional existente en la localidad, para ese entonces, regentada por Don Roque Jacinto Borré Paz, viajó a Cartagena de Indias para asistir a una convocatoria que el Gobierno Central hacía a los estudiantes que aspiraran cursar estudios de Bachillerato. Allí conoció el mar: inmensidad azul, que a las seis de la tarde se salía de su lecho para besarle los pies al sorprendido joven que, sentado en un tronco viejo, no ha podido nunca desgravarlo de su mente y sus amores. Ganó una Beca para el Colegio Nacional Simón Araujo, en Sincelejo actual capital del Departamento de Sucre, pero en esas calendas la segunda ciudad en importancia en el Departamento de Bolívar, donde queda San Juan Nepomuceno. Recién llegado compite en una convocatoria para “El Cuento del Araujo”, con la gratísima sorpresa de salir triunfador con su trabajo “El Beso Amargo”. Para profesores y amigos era sorprendente que un joven con inclinaciones poéticas se destacara además como el mejor estudiante en matemática. Desde entonces estas dos tendencias lo irán marcando para el resto de su vida. Como matemático se destacó, casi de inmediato, como orientador de sus mismos condiscípulos. En el segundo año de Bachillerato por la falta temporal del profesor de matemática y siendo encargado un profesor desconocedor de la materia, se encarga del desarrollo del programa escolar en la materia, bajo el control disciplinario del docente encargado de la asignatura. Durante el resto del bachillerato fue profesor de matemática de sus compañeros e inclusive en algunas ocasiones orientador de alumnos de cursos superiores. Pero su oculta afición hacía la poesía seguía en ascenso, hasta llegar a escribir su primer soneto: Azul. Terminados sus estudios secundarios se traslada a Bogotá a estudiar Ingeniera Civil, pero descuida sus estudios superiores por dedicar la mayor parte de su tiempo a desempeñarse como profesor de literatura, actividad que constituía su principal fuente de ingresos, entonces conoce a una niña que le recuerda, con sus ojos su lejano mar y con su andar a las gacelas de su San juan distante y le dedica el soneto Levedad La fragancia de amor de su sonrisa riega su esplendidez en la mañana, cuando devota llama la campana al santo sacrificio de la misa. Con garbo de gacela, anda de prisa, como emergiendo de una luz temprana que le cede al andar gracia liviana en alígeros pliegues de la brisa. Va pintando de azul con su mirada el tapete de armiño de la nieve, que el frío mañanero patrocina, si burila en el prado su pisada con gracia femenil que, el rastro leve, va inventando el sendero en que camina. Sin concluir sus estudios profesionales regresa a su ciudad natal en calidad de profesor de matemática y de literatura en la Normal Superior “Diógenes Arrieta” y en la “Concentración de Educación Media Departamental, recién establecidas y funda el “Colegio de Bachillerato Silvia S. de Arrieta” donde dictó las asignaturas de literatura y matemática y fungió de rector. Por circunstancia, inesperadas y sorprendentes de la vida, pues nunca había ejercido la actividad política, llega bajo el patrocinio del Líder y posteriormente mártir de la Patria: Luis Carlos Galán Sarmiento a la Asamblea Departamental de Bolívar. No ha dejado nunca de desempeñarse como orientador de las juventudes de la región como guía en literatura. Fue columnista del “Espectador Costa” de Bogotá, y del diario “La Libertad” de Barranquilla durante largo tiempo; y se ha desempeñado como conferenciante en eventos literarios, como presidente fundador de la Casa de la Cultura de San Juan Nepomuceno, y como miembro del “Fondo Mixto para la Cultura del departamento de Bolívar”.

Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Domínguez Bastida (Sevilla, 17 de febrero de 1836 – Madrid, 22 de diciembre de 1870), más conocido como Gustavo Adolfo Bécquer, fue un poeta y narrador español, perteneciente al movimiento del Romanticismo, aunque escribió en una etapa literaria perteneciente al Realismo. Por ser un romántico tardío, ha sido asociado igualmente con el movimiento posromántico. Aunque, mientras vivió, fue moderadamente conocido, sólo comenzó a ganar verdadero prestigio cuando, tras su muerte, fueron publicadas muchas de sus obras. Nació en Sevilla el 17 de febrero de 1836, hijo del pintor José Domínguez Insausti, que firmaba sus cuadros con el apellido de sus antepasados como José Domínguez Bécquer. Sus más conocidos trabajos son sus Rimas y Leyendas. Los poemas e historias incluidos en esta colección son esenciales para el estudio de la Literatura hispana, siendo ampliamente reconocidos por su influencia posterior. Gustavo Adolfo por Mercedes de Velilla En la margen del Betis murmurante, donde expira, entre flores, la onda inquieta, en monumento digno del poeta, su hermosa estatua se alzará triunfante. El sol le ofrecerá nimbo radiante; sus perfumes, la rosa y la violeta; la aurora, el beso de su luz discreta; el crepúsculo, brisa refrescante. Traerá la noche espíritus y hadas, visiones de Leyendas peregrinas que poblarán las verdes enramadas. La alondra y las obscuras golondrinas cantarán, al lucir las alboradas, las Rimas inmortales y divinas.

Andrés Bello

Andrés de Jesús María y José Bello López (Caracas, 29 de noviembre de 1781 - Santiago, 15 de octubre de 1865) fue un filósofo, poeta, traductor, filólogo, ensayista, educador, político y jurista venezolano de la época pre-republicana de la Capitanía General de Venezuela. Considerado como uno de los humanistas más importantes de América, contribuyó en innumerables campos del conocimiento. De una profunda educación autodidacta, nació en la ciudad de Caracas, en la entonces Capitanía General de Venezuela, donde vivió hasta 1810. Fue maestro del Libertador Simón Bolívar y participó en el proceso que llevaría a la independencia de Venezuela. Como parte del bando revolucionario, integró la primera misión diplomática a Londres conjuntamente con Luis López Méndez y Simón Bolívar, lugar donde residiría por casi veinte años. En 1829 embarca junto a su familia hacia Chile, donde es contratado por su gobierno, desarrollando grandes obras en el campo del derecho y las humanidades. Como reconocimiento a su mérito humanístico, el Congreso Nacional de Chile le otorgó la nacionalidad por gracia en 1832. En Santiago alcanzaría a desempeñar cargos como senador y profesor, además de dirigir diversos periódicos del lugar. En su desempeño como legislador sería el principal impulsor y redactor del Código Civil, una de las obras jurídicas americanas más novedosas e influyentes de su época. Bajo su inspiración y con su decisivo apoyo, en 1842 se crea la Universidad de Chile, institución de la que se convertirá en su primer rector por más de dos décadas. Entre sus principales obras, se cuenta su Gramática del idioma castellano (Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos y los esclavos españoles), los Principios del derecho de gentes, la poesía Silva a la agricultura de la zona tórrida y el Resumen de la Historia de Venezuela Caracas (1781-1810) Él fue el hijo primogénito de don Bartolomé de Bello y Bello, abogado y fiscal (1758-1804) y de doña Ana Antonia López y Delgado. En su Caracas natal, el joven Andrés cursó las primeras letras en la academia de Ramón Vanlonsten. Leyó los clásicos del siglo de oro, y desde muy joven frecuentaba el Convento de Las Mercedes, donde aprende latín de manos del padre Cristóbal de Quesada. A la muerte de éste (1796) Bello traduce el libro V de la Eneida. En 1797 comienza estudios en la Real y Pontificia Universidad de Caracas, graduándose de Bachiller en Artes el 14 de junio de 1800. Ese mismo año, antes de graduarse, recibe en Caracas al naturalista alemán Alexander von Humboldt y a su compañero, Aimé Bonpland, y los acompaña a subir y explorar el Cerro Ávila. En su ciudad natal realiza también estudios inacabados de derecho y medicina, aprende por su propia cuenta inglés y francés, y da clases particulares, contándose el joven Simón Bolívar entre sus alumnos. Sus traducciones y adaptaciones de textos clásicos le proporcionan prestigio, y en 1802 gana por concurso el rango de Oficial Segundo de Secretaría del gobierno colonial. Durante el período entre 1802 y 1810 Bello se convierte en una de las personas intelectualmente más influyentes en la sociedad de Caracas, destacándose al desempeñar labores políticas para la administración colonial, además de ganar notoriedad como poeta, al traducir la tragedia de Voltaire, Zulima. Al llegar la primera imprenta a Caracas en 1808, la gran notoriedad de Bello lo hace el candidato ideal para asumir la dirección de la recién creada Gaceta de Caracas, una de las primeras publicaciones venezolanas. Los sucesos revolucionarios del 19 de abril de 1810 dan inicio a la independencia de Venezuela. En ellos participa el joven Bello, y la Junta enseguida lo nombra Oficial Primero de la Secretaría de Relaciones Exteriores. El 10 de junio de ese año, zarpa de las costas de su patria para ejecutar una delicada misión diplomática como representante de la naciente República: es comisionado junto con Simón Bolívar y Luis López Méndez para lograr el apoyo británico a la causa de la independencia. Bello es escogido por sus amplios conocimientos y su dominio de la lengua inglesa, que había adquirido de forma autodidacta. Sale destino a Londres en la corbeta Wellington, que puso a disposición de la Junta Suprema de Caracas el almirante Thomas Cochrane. Londres (1810-1829) La corbeta en la cual viajaba la comisión llegó al puerto de Portsmouth el 10 de julio de 1810, lugar desde el que se dirigieron hacia Londres con el fin de establecer contactos con miembros de las altas esferas británicas. La misión encomendada a Bello, Bolívar y López encuentra graves problemas para desarrollar su labor, puesto que la situación política había cambiado el eje de los intereses ingleses respecto de América. Por un lado, la invasión napoleónica a España había acercado al Reino Unido con su tradicional enemigo, frente al peligro común que consistía Napoleón Bonaparte. Esto significó para el gobierno de Londres tener que ayudar a la causa hispana, otorgándole créditos y ayuda a la Junta Suprema Central que gobernaba en nombre del "cautivo" Fernando VII. Sin perjuicio de aquello, y utilizando un doble discurso, Londres toleraba la propaganda independentista americana en su territorio, en especial la realizada por el también venezolano Francisco de Miranda, al mismo tiempo que le otorgaba a los americanos la calificación de beligerantes. Los intereses británicos con la independencia de las colonias españolas de América no iban más allá. Con esos antecedentes, la delegación venezolana fue recibida por el canciller británico Richard Wellesley, hermano del duque de Wellington, en cinco entrevistas no oficiales realizadas en su domicilio particular. La postura británica fue clara y desde el principio dieron a entender que en esos momentos, el apoyo político a la causa de la independencia era imposible y trataron de desviar las negociaciones hacia acuerdos comerciales más acordes con los intereses británicos, en un intento además de presionar a España para que les dejase comerciar libremente con sus colonias. Otra de las razones para permitir el recibimiento informal de la embajada venezolana, era el de evitar que los mismos tuvieran que recurrir a la ayuda francesa, pese al escaso interés mostrado por Bonaparte por la región. El fracaso de la misión provoca el regreso de Bolívar al Nuevo Mundo, con el fin de sumarse a la guerra que arreciaba entonces en el continente. Bello y López quedan entonces a cargo de la embajada, empezando a vivir diversas penurias económicas ante el cada vez más escaso aporte realizado por el gobierno de la naciente república. En esta época Bello empieza a desenvolverse dentro de la sociedad londinense, trabando una breve pero influyente amistad durante el escaso tiempo que confluyeron en dicha ciudad con Francisco de Miranda. Pese a conocerse desde la época en que ambos residían en Caracas, Miranda, en su rol de líder de la causa independentista americana en Europa, aprovechó los amplios conocimientos de Bello para sumar a distintos actores a la causa. Miranda en aquella época residía bajo el amparo británico en Londres, con el fin de escapar de la constante persecución española, quien lo había convertido en uno de sus principales enemigos. Bolívar, López y Bello fueron recibidos por Miranda en su casa de Grafton Street, a donde concurrieron reiteradamente con el fin de acceder a las esferas de influencia que Miranda había desarrollado. Después de la partida de Bolívar, Bello es acogido por un tiempo en casa de Miranda, en donde es iniciado en la masonería, en una nueva logia llamada Nº 7 de Caballeros Racionales, de la cual fueron sus fundadores Carlos de Alvear, José de San Martín y Matías Zapiola, mientras que López Méndez ejercía de venerable y Bello de secretario. Otro de los personajes que ejercería una amplia influencia sería su amigo José María Blanco White, protegido de Lord Holland. Sería este último bajo instancias de Blanco, quien le proporcionaría cierta estabilidad a Bello al contratarlo como su bibliotecario y profesor particular. Junto con éste se desempeña en el periódico El Español, que no abogaba por una independencia total de España. En tal medio se desempeñó como redactor, y en su calidad de tal tomó contacto con personajes como Francisco Antonio Pinto, futuro presidente de Chile, Antonio José de Irisarri, encargado de negocios de Chile y quien impulsaría su viaje a Santiago, Servando Teresa de Mier, con quien colaboraría en El Español, James Mill, economista y político escocés y padre de John Stuart Mill, Jeremy Bentham, filósofo inglés, padre del utilitarismo, Vicente Salvá, filólogo español, Bartolomé José Gallardo y Antonio Puigblanch, entre otros. Pese a la ayuda recibida por Blanco White, la situación económica de Bello se hace cada vez más precaria. En 1812 manifiesta su intención de regresar a Venezuela, pese a lo cual un gran terremoto que asola Caracas el 26 de marzo de 1812 no permite que su familia pueda ayudarlo, dada la pérdida de buena parte del patrimonio familiar. Para agravar más la situación, la derrota patriota y la caída de la Primera República, significa el fin de todo apoyo económico desde América y el encarcelamiento de su amigo Francisco de Miranda. Ante tales descalabros, Andrés Bello presenta una solicitud de amnistía que tentativamente habían anunciado el gobierno español ante el fracaso momentáneo de la independencia americana. Tal solicitud aparece presentada en la embajada española en Londres, fechada el 31 de junio de 1813, un curioso error en un eficiente y minucioso funcionario público. En una parte de aquella petición Bello expresa: El suplicante puede alegar también en su favor la notoria moderación de sus opiniones y conducta, que aun llegaron a hacerle mirar como desafecto de la causa de la Revolución; y cita en su abono el testimonio de cuantas personas le hayan conocido en Caracas, de las cuales no será difícil se encuentren muchas en Cádiz La petición de Bello no tuvo ningún resultado. Al año siguiente traba relación por medio de El Español con el sacerdote Servando Teresa de Mier, destacado revolucionario mexicano quien publicaría varios textos en defensa de la causa americana. Además se relaciona con Francisco Antonio Pinto, quien en esos momentos se desempeñaba como agregado comercial en la capital británica. Éste le da a conocer a Bello que los patriotas chilenos se han inspirado en el poema épico de La Araucana de Alonso de Ercilla para su causa. Pinto, quien anteriormente se desempeñaba como agente comercial, había sido comisionado por el gobierno de Chile como su agente, primero en Buenos Aires y después en Londres. En este lugar se enfrenta al igual que Bello con la caída del gobierno patriota tras la derrota de Rancagua, que lo sume en una gran pobreza. Pese a encontrarse en una situación similar, Bello ayuda en todo lo posible junto a Manuel de Sarratea al infortunado diplomático. Así traban los dos una profunda amistad, siendo Pinto uno de los escasos miembros de su círculo cercano. De regreso a Chile, Pinto tomaría parte en las victorias patriotas en Chacabuco y Maipú, formado parte de la cúpula política del país. En 1827, ante la renuncia del capitán general Ramón Freire a la primera magistratura, Pinto es elegido como Presidente de Chile. Durante su breve ejercicio del cargo, en vísperas de la guerra civil y la derrota liberal en Lircay, en uno de sus últimos decretos nombra a Bello como oficial segundo del Ministerio de Hacienda de Chile. Sus penurias económicas no menguan con su matrimonio con la joven inglesa de 20 años Mary Ann Boyland, con la que se casa en mayo de 1814. De esta unión nacerían sus primeros tres hijos Carlos (1815), Francisco (1817) y Juan Pablo Antonio (1820). Su vida familiar se ve constantemente afectada por la falta de sustento, los cuales intenta mejorar solicitando un empleo al gobierno de Cundinamarca en 1815, y al de las Provincias Unidas del Río de la Plata al año siguiente. En este último caso, el trabajo fue concedido a Bello, pero por razones poco claras nunca lo asumió en propiedad. Sus situación alcanza en 1816 a mejorar un poco al recibir alguna ayuda por parte del gobierno británico, con lo que puede realizar algunas investigaciones en la biblioteca del Museo Británico. En este lugar se encuentra trabajando, cuando Thomas Bruce, conde de Elgin, presenta los mármoles del Partenón, en 1819. Al año siguiente colabora con James Mill en la transcripción en limpio de los manuscritos de Jeremy Bentham. Su esposa se ve afectada por la tuberculosis, enfermedad de la que fallece el 9 de mayo de 1821, seguida por su hijo Juan Pablo en diciembre de aquel año, siendo el primero de nueve de sus hijos que viera morir en vida. En esta época trabaría también amistad con el granadino Juan García del Río, y más importante aún para su futuro, conoce en 1819 a Antonio José de Irisarri, quien se había desempeñado como director supremo interino de Chile en 1814, y después de la independencia de Chile como canciller de la nueva República. Ese mismo año escribe a Irisarri solicitándole explícitamente ayuda, con el fin de ser contratado en la legación chilena en Londres. La respuesta positiva se demora, pese a los intentos del embajador en acelerarlos. Tal designación demora más de seis meses, logrando Bello finalmente ser designado para un empleo estable, como secretario de la legación en junio de 1822. Durante su desempeño como secretario, Bello sigue las instrucciones de Irisarri, a quién se le encomienda lograr el reconocimiento de Chile por Francia y el Reino Unido, además de conseguir un empréstito para la naciente república. El encargado Irisarri responde a órdenes directas del director supremo Bernardo O'Higgins, quien se desempeña en el mando hasta su forzada abdicación el 28 de enero de 1823. Irisarri se ve entonces interpelado por un nuevo delegado del gobierno, Mariano Egaña, quien mantenía una antigua disputa con Irisarri. Bello se ve envuelto en medio de un desagradable conflicto, en el cual se enfrenta con el titular del cargo y su superior directo (Egaña), al mismo tiempo que debe un gran aprecio a su antiguo jefe (Irisarri). Sin embargo, las suspicacias y temores iniciales de Egaña se disipan en el tiempo, al descubrir en Bello una mente brillante. No escatima entonces elogios para hablar de quien se convertiría en uno de sus grandes amigos, haciendo presente en una recomendación enviada en 1826, cuando Bello ya no se desempeñaba en la legación, con el fin de favorecer su contratación por parte del gobierno de Chile. Dice Mariano Egaña en su informe: La feliz circunstancia de que existan en Santiago mismo personas que han tratado a Bello en Europa, me releva en gran parte de la necesidad de hacer el elogio de este literato: básteme decir que no se presentaría fácilmente una persona tan a propósito para llenar aquella plaza. Educación escogida y clásica, profundos conocimientos en literatura, posesión completa de lenguas principales, antiguas y modernas, práctica en la diplomacia, y un buen carácter, a que da bastante realce la modestia, le constituyen, no sólo de desempeñar muy satisfactoriamente el cargo de oficial mayor, si no que su mérito justificaría la preferencia que le diese el gobierno respecto de otros que solicitasen igual destino Durante esta época Bello realiza buena parte de su trabajo como escritor y poeta, dirigiendo y redactando en gran medida el El Censor Americano (1820), La Biblioteca Americana (1823) y siendo el director de El Repertorio Americano (1826). Todas estas obras constituyen por muchos la más grande manifestación europea del pensamiento americano, en la cual se publican diversas y variadas obras sobre ciencias eruditas, filología, estudios de críticas y análisis. En ellas se publican dos de los grandes poemas de Bello, la Alocución a la poesía de 1823, y la Agricultura en la zona tórrida de 1826. Se desempeña en la legación chilena hasta 1825, cuando termina su contrato. En ese mismo año pasa a desempeñar labores iguales en la embajada de la Gran Colombia, en las cuales sufre una gran decepción al no ser designado titular del cargo que ha quedado vacante por parte de Bolívar. En su intercambio epistolar Bello manifiesta su decepción por lo sucedido, manifestando su deseo de abandonar de manera definitiva Europa. En 1828, y ante reiteradas solicitudes de Egaña, el gobierno de Chile contrata a Bello para un puesto en el Ministerio de Hacienda, abandonado definitivamente el Reino Unido el 14 de febrero de 1829. Santiago (1829-1865) Andrés Bello llega a Chile en 1829, junto con su esposa Isabel Dunn, con quien había contraído matrimonio el 24 de febrero de 1824. Su designación titular es de Oficial Mayor del Ministerio de Hacienda, Académico del Instituto Nacional, y fue el fundador del Colegio de Santiago, rival del Liceo de Chile creado por José Joaquín de Mora. Tuvo una importante participación en la actividad literaria y cultural en el llamado Movimiento Literario de 1842. En ese mismo año con la fundación de la nueva Universidad de Chile se le otorga el título de primer rector. Participa en la edición del diario El Araucano entre 1840 a 1860, siendo el medio cultural de referencia casi obligatoria en aquella época. Participa en el debate y polémica sobre el carácter de la educación pública junto con Domingo Faustino Sarmiento. En estos años, durante su estadía en Chile, publíca sus principales obras sobre gramática y derecho, recibiendo distintos reconocimientos por tal labor, siendo el más importante el recibido en 1851 al ser nombrado miembro honorario de la Real Academia Española. El Congreso Nacional le otorgó unánimemente la nacionalidad chilena por gracia el 17 de octubre de 1832. Sin embargo, este acuerdo no fue publicado en el diario oficial de la época, El Araucano. Posteriormente, en la edición del 7 de diciembre de 1832 de ese periódico se publicó un “aviso oficial” que señaló: “Se han dado cartas de naturaleza á favor de don Benito Fernandez Maqueira, de don Carlos Eduardo Mitchall, de don Victorino Garrido, de don Andres Bello y de don Tomas Ovejero”. En consecuencia, Andrés Bello no recibió la nacionalidad por gracia sino que él la solicitó conforme al reglamento sobre la materia publicado el 9 de noviembre de 1832, tal como cualquier otro extranjero. Andrés Bello se desempeñó como senador por la ciudad de Santiago entre los años 1837 y 1864. Fue el principal y casi exclusivo redactor del Código Civil chileno entre 1840 a 1855, considerado una de las obras más originales de la legislación americana. Entre su obra literaria, destaca su traducción libre de la "Oración por todos" de Víctor Hugo, considerada por muchos la mejor poesía chilena del siglo XIX. Impulsor de la Universidad de Chile, fue designado su primer rector, desempeñando el cargo hasta su muerte. Falleció en la ciudad de Santiago, el día 15 de octubre de 1865 y fue enterrado en el Cementerio General de dicha ciudad. Reconocimientos * Cenotafio en honor a Andrés Bello en el Panteón Nacional de Caracas, Venezuela. * En 1832, el congreso chileno le otorga la nacionalidad de ese país por gracia. * En 1883, una ciudad colombiana adoptó su apellido (la ciudad de Bello, en Antioquia); por solicitud de sus pobladores, quienes consideraban el nombre de Bello “Más culto, más propio y más digno del gran patriarca de las letras americanas”. * En 1927, Chile instituyó el Día del Libro, a celebrarse en el aniversario de su nacimiento. * En 1953 se fundó en Caracas la Universidad Católica Andrés Bello, una de las instituciones privadas más importantes de Venezuela. * El 15 de octubre de 1965, el Congreso venezolano crea la condecoración de la Orden Andrés Bello, con la que se premia a personajes destacados en el ámbito de la educación, la investigación científica, las letras y las artes. * En 1970 entra en vigor el Convenio Andrés Bello, organización internacional para la integración educativa, artística y científica entre los países de Iberoamérica. * El 29 de noviembre de 1981, en el bicentenario de su nacimiento, se inaugura un cenotafio en su honor en el Panteón Nacional de Caracas, por ser uno de los intelectuales caraqueños más destacados y por sus esfuerzos como diplomático a la causa de la independencia de Venezuela. * En 1988, una universidad privada de Chile adopta su nombre, la actual Universidad Nacional Andrés Bello. * Asimismo entre 1959 y 1999, una radio también acuñaba su nombre, aunque hoy es sustituida por FM2, de Iberoamericana Radio Chile. * A finales del siglo XX, se le representaba primero en el billete de 50 y luego en el de 2000 bolívares de Venezuela y en los billetes de 20.000 pesos de Chile. Obras * Obras completas de don Andrés Bello, Santiago de Chile: tomos I-XIII, Imp. de Pedro G. Ramírez, 1881-1890; tomos XIV-XV, Imprenta Cervantes, 1891-1893; (1881-1893), 15 vols. Los volúmenes III y V a XI llevan introducciones de Miguel Luis Amunátegui; los volúmenes del XII al XV de Miguel Luis Amunátegui Reyes. * I. Filosofía del entendimiento. Lógica. * II. Poema del Cid. * III. Poesías. * IV. Gramática de la lengua castellana * V. Opúsculos gramaticales. * VI-VIII. Opúsculos literarios y críticos. * IX. Opúsculos jurídicos. * X. Derecho internacional. * XI. Proyecto de código civil. * XII. Proyecto de código civil (1853) * XIII. Proyecto inédito de código civil. * XIV. Opúsculos científicos. * XV. Miscelánea * Obras completas, Caracas: Fundación La Casa de Bello, 1981-1986, 26 vols. Poemas * El romance a un samán, (Caracas) * A un Artista, (Caracas) * Oda al Anauco, 1800. * Oda a la vacuna, 1804. * Tirsis habitador del Tajo umbrío (1805) * Los sonetos a la victoria de Bailén (1808) * A la nave (imitación de Horacio) (1808) * Alocución a la Poesía, Londres, 1823. * Silva a la Agricultura de la Zona Tórrida, Londres, 1826. * El incendio de la Compañía (canto elegíaco), Santiago de Chile, Imprenta del Estado, 1841. Obra jurídica * Principios de derecho de gentes, Santiago de Chile, Imprenta de La Opinión, 1832; tuvo una segunda ed. corregida y aumentada, destinada al uso de los americanos, con el título Principios de Derecho Internacional, Valparaíso, Imprenta de El Mercurio, 1844. * Compendio (Santiago de Chile, 1850). * Proyecto de Código Civil Santiago de Chile, Imprenta Chilena, 1853, 4 vols. * Código Civil de la República de Chile. Santiago de Chile, Imprenta Nacional, 1856. * Código Civil Colombiano. Bogotá, 1887. 6 * Crítica literaria[editar] * Opúsculos literarios y críticos, publicados en diversos periódicos desde el año 1834 hasta 1849, Santiago de Chile: B.I.M. Editores, 1850. * Compendio de la historia de la literatura; por don Andrés Bello redactado para la enseñanza del Instituto Nacional, Santiago de Chile, Imprenta Chilena, 1850. * Historia de la literatura antigua * Arte de escribir con propiedad, compuesto por el Abate Condillac, traducido del francés y arreglado a la lengua castellana, Caracas, Tomás Antero, 1824. * El Otro Bello * Crítica a Homero * Crítica a Ovidio * Crítica a Horacio. Filosofía * La sociología de lo bello * Filosofía del entendimiento, manuscrito. Hay ediciones modernas: Filosofía del entendimiento y otros escritos filosóficos, prólogo de Juan David García Bacca y Filosofía del entendimiento, (introducción de José Gaos), México: FCE, 1948. *También en el tomo I de Obras completas de don Andrés Bello, Santiago de Chile, Imp. de Pedro G. Ramírez, 1881. * Filosofía Moral (Psicología mental y ética). * Lójica. Teatro * Venezuela Consolada (1805), drama. Historia y Geografía * Cosmografía o descripción del universo conforme a los últimos descubrimientos, Santiago de Chile, Imprenta de La Opinión, 1848. * Resumen de la Historia de Venezuela (Caracas, 1810) * Tratado de Cartología Métrica. * Lingüística, Gramática y Retórica[editar] * Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, Santiago de Chile, Imprenta del Progreso, 1847. * Gramática de la lengua latina, Santiago de Chile, Imprenta de La Opinión, 1838. * Análisis ideológica de los tiempos de la conjugación castellana, Valparaíso, Imprenta de M. Rivadeneyra, 1841. * Principios de la ortología y métrica de la lengua castellana, Santiago de Chile, Imprenta de La Opinión, 1835. * Estudio sobre el Poema del Cid (1816) * Estudio sobre la Crónica de Turpín (1816) * Esbozo de la Gramática Castellana * Estudio de la raíz de todas las ciencias relativas al lenguaje. Traducciones * Mateo Boyardo, Orlando Enamorado, 1862. * Víctor Hugo, Oración por todos, 1843. * Alejandro Dumas, Teresa; drama en prosa y en cinco actos, por Alejandro Dumas, traducido al castellano y arreglado por don Andrés Bello; representado por primera vez en Santiago, en noviembre de 1839, Santiago de Chile, Imprenta del Siglo (Galería Dramática Chilena; Colección de Piezas Originales y Traducidas en el País), 1846. * Arte de escribir con propiedad, compuesto por el Abate Condillac, traducido del francés y arreglado a la lengua castellana, Caracas, Tomás Antero, 1824. Varios * Mis deseos, (Caracas) * Venezuela consolada y España restaurada, (Caracas) * Calendario manual y guía universal de forasteros en Venezuela para el año de 1810, con superior permiso, Caracas, Imprenta de Gallagher y Lamb, 1810; hay ed. facsimilar en Pedro Grases, El primer libro impreso en Venezuela, Caracas, Ediciones del Ministerio de Educación, Dirección de Cultura y Bellas Artes, 1952. * Discurso de inauguración de D. Andrés Bello, rector, Santiago de Chile, Imprenta del Estado, 1842 [sic: 1843]. Referencias Wikipedia - https://es.wikipedia.org/wiki/Andrés_Bello

Calderón de la Barca

Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 17 de enero de 1600-ibídem, 25 de mayo de 1681) fue un militar, escritor, poeta y dramaturgo barroco español del Siglo de Oro. Pedro Calderón de la Barca y Barreda González de Henao Ruiz de Blasco y Riaño nació en Madrid, el 17 de enero de 1600. Su padre, Diego Calderón, era secretario del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda y se casó con Ana María de Henao, de una noble familia alemana. Pedro fue el tercero de los cinco hijos que el matrimonio alcanzó a tener y era, pues, de origen montañés e hidalgo (Viveda, Cantabria). Empezó a ir al colegio en 1605 en Valladolid, porque allí estaba la Corte, pero como destacó en los estudios, el padre, de carácter autoritario, decidió destinarlo a ocupar una capellanía que estaba reservada por la abuela a alguien de la familia que fuese sacerdote. Con ese propósito pasó al Colegio Imperial de los jesuitas de Madrid en 1608, situado donde ahora se encuentra el Instituto San Isidro, y allí permaneció hasta 1613 estudiando gramática, latín, griego, y teología. Cuando llevaba dos años estudiando en Madrid, falleció su madre, en 1610, y su padre casó en segundas nupcias; este hecho le unió especialmente a sus hermanos José y Diego frente a su padre. Continuó en la Universidad de Alcalá, donde estudió lógica y retórica; y en 1615, al fallecer su padre, pasó a la de Salamanca, donde se graduó de bachiller en derecho canónico y civil, sin llegar a ordenarse como hubiera sido deseo del padre. En 1621 participó en el certamen poético habido con motivo de la beatificación de San Isidro y posteriormente en el de su canonización, en 1622, y ganó un premio tercero. Decidió abandonar los estudios religiosos por la carrera militar y llevó una vida algo revuelta de pendencias y juego; también tuvo problemas en el ámbito familiar, pues el testamento paterno obligaba al dramaturgo y a sus hermanos a pleitear con su madrastra y a vender el cargo de su padre para pagar gastos. Acaso por esto tuvo que entrar al servicio del duque de Frías, con el que viajó por Flandes y el norte de Italia entre 1623 y 1625. Es posible que las difíciles relaciones con su padre influyeran en su teatro, donde es frecuente encontrar conflictos edípicos entre padres e hijos. El caso es que entre 1623 y 1625 participó en varias campañas bélicas, según su biógrafo Juan de Vera Tassis; anduvo enredado en un homicidio y en 1625 marchó como soldado al servicio del Condestable de Castilla. Su primera comedia conocida, Amor, honor y poder, fue estrenada en Madrid con motivo de la visita de Carlos, príncipe de Gales, en 1623. Desde 1625, proveyó a la Corte de un extenso repertorio dramático pero, en 1629, el irrumpir con sus hermanos en sagrado persiguiendo a un actor, más concretamente en el Convento de las Trinitarias de Madrid, donde se encontraba la hija de Lope, le causó la enemistad de Lope de Vega y del famoso orador sacrado gongorino fray Hortensio Félix Paravicino. Calderón correspondió a los ataques de este último burlándose en un pasaje de su comedia El príncipe constante, escrita en ese año, al igual que La dama duende, su primer gran éxito. Con estas y otras comedias fue ganándose el aprecio del rey Felipe IV, que empezó a hacerle encargos para los teatros de la Corte, ya fuera el salón dorado del desaparecido Alcázar o el recién inaugurado Coliseo del Palacio del Buen Retiro, para cuya primera función escribió en 1634 El nuevo Palacio del Retiro. Asimismo, eclipsada ya la estrella de Lope en los teatros, se ganó el aprecio del público en general en la década de los treinta con sus piezas para los corrales de comedias madrileños de la Cruz y del Príncipe. En 1635 se le nombró director del Coliseo del Buen Retiro y escribió El mayor encanto, el amor, entre otros muchos y muy refinados espectáculos dramáticos, para los cuales contó con la colaboración de hábiles escenógrafos italianos como Cosme Lotti o Baccio del Bianco y expertos músicos para las primeras zarzuelas que se escribieron, como Juan Hidalgo. En 1636 el Rey le nombra caballero de la Orden de Santiago y su amigo y discípulo Vera Tassis publica la Primera parte de sus comedias; al año siguiente la segunda, hasta las nueve que llegó a imprimir, si bien se conservan tres más impresas por otros editores menos cuidadosos; en 1677 aparecerá, además, la primera parte de sus autos sacramentales. Se distinguió como soldado al servicio del Duque del Infantado durante el sitio de Fuenterrabía (1638), y en la guerra de secesión de Cataluña (1640). De su vocación militar guardó siempre buen recuerdo, como plasmó en unos famosos versos: Este ejército que ves / vago al yelo y al calor, / la república mejor / y más política es / del mundo, en que nadie espere / que ser preferido pueda / por la nobleza que hereda, / sino por la que él adquiere; / porque aquí a la sangre excede / el lugar que uno se hace / y sin mirar cómo nace / se mira cómo procede. / Aquí la necesidad / no es infamia; y si es honrado, / pobre y desnudo un soldado / tiene mejor cualidad / que el más galán y lucido; / porque aquí a lo que sospecho / no adorna el vestido el pecho, / que el pecho adorna al vestido. / Y así, de modestia llenos, / a los más viejos verás / tratando de ser lo más / y de aparentar lo menos. / Aquí la más principal / hazaña es obedecer, / y el modo cómo ha de ser / es ni pedir ni rehusar. / Aquí, en fin, la cortesía, / el buen trato, la verdad, / la firmeza, la lealtad, / el honor, la bizarría, / el crédito, la opinión, / la constancia, la paciencia, / la humildad y la obediencia, / fama, honor y vida son / caudal de pobres soldados; / que en buena o mala fortuna / la milicia no es más que una / religión de hombres honrados. P. Calderón, Comedia famosa. Para vencer a amor, querer vencerle, Valencia, 1689, pero escrita en 1650 Por entonces se amplía el Palacio del Retiro y se construye un gran estanque de agua en cuya isla central estrenará en 1640 Certamen de amor y celos. Pero, herido durante el sitio de Lérida, obtuvo la licencia absoluta en 1642 y una pensión vitalicia. Estrena sus obras más ambiciosas, las que requieren música (zarzuelas) y más escenografía. Calderón es por entonces un discreto pero activo cortesano y llega a convertirse en un personaje respetado e influyente, modelo para una generación entera de nuevos dramaturgos e incluso para talentos tan grandes como los de Agustín Moreto y Francisco Rojas Zorrilla, sus más importantes discípulos. A mediados de los cuarenta, decretados sucesivos cierres de los corrales de comedias a causa de los fallecimientos de la reina Isabel de Borbón (entre 1644 y 1645) y el príncipe Baltasar Carlos (entre 1646 y 1649), así como por las presiones de los religiosos moralistas contrarios al teatro, acaeció un largo lapso de cinco años sin teatro desde 1644, y muertos sus hermanos José (1645) y Diego (1647), el dramaturgo se sumió en una cierta crisis, que coincide con la de España entre la caída del Conde-Duque de Olivares (1643) y la firma en 1648 de la Paz de Westfalia. Es más, hacia 1646 nace su hijo natural, Pedro José, y Calderón ha de replantearse su vida. Sale de esta crisis interior y exterior al reabrirse los teatros en 1649 y al convertirse durante unos años en secretario del Duque de Alba; además, ingresa en los terciarios (Tercera orden de San Francisco) en 1650 y se ordena sacerdote en 1651. Poco después (1653), obtuvo la capellanía que su padre tanto ansiaba para la familia, la de los Reyes Nuevos de Toledo, y, aunque siguió escribiendo comedias y entremeses, desde entonces dio prioridad a la composición de autos sacramentales, género teatral que perfeccionó y llevó a su plenitud, pues se avenía muy bien con su talento natural amante de las complejidades teológicas. Siguió componiendo espectáculos para los reyes en el Palacio del Buen Retiro y para la fiesta teológica del Corpus, pero se decanta por los temas mitológicos, huyendo así su fantasía de una realidad tan áspera como la que demuestra la firma de la Paz de los Pirineos en 1659. Entonces ya era el dramaturgo más celebrado de la corte y todavía en 1663 el rey siguió distinguiéndole al designarle como su capellán de honor, hecho que le obligó a trasladar definitivamente su residencia a Madrid; la muerte del monarca en 1665 marcó un cierto declive en el ritmo de su producción dramática; se le nombra sin embargo capellán mayor de Carlos II en 1666. Fue alguna vez importunado por los moralistas que veían con malos ojos los espectáculos teatrales y especialmente errado que lo hiciera un sacerdote como él. A ellos les contestó altivamente de esta manera: «O esto es bueno o es malo; si es bueno, no se me obste; y si es malo, no se me mande». Al final de su vida sufrió algunas estrecheces económicas, pero con motivo del Carnaval de 1680 compondrá su última comedia, Hado y divisa de Leónido y Marfisa; falleció el 25 de mayo de 1681, dejando a medio terminar los autos sacramentales encargados para ese año; su entierro fue austero y poco ostentoso, como deseaba en su testamento: «Descubierto, por si mereciese satisfacer en parte las públicas vanidades de mi mal gastada vida». Así dejaba huérfanos los teatros quien fue considerado uno de los mejores escritores dramáticos de su época. Obra La obra teatral de Calderón de la Barca significa la culminación barroca del modelo teatral creado a finales del siglo XVI y comienzos del XVII por Lope de Vega. Según el recuento que él mismo hizo el año de su muerte, su producción dramática consta de ciento diez comedias y ochenta autos sacramentales, loas, entremeses y otras obras menores, como el poema Psale et sile (Canta y calla) y piezas más ocasionales. Aunque es menos fecundo que su modelo, el genial Lope de Vega, resulta técnicamente mejor que aquel en el teatro y de hecho lleva a su perfección la fórmula dramática lopesca reduciendo el número de escenas de esta y depurándola de elementos líricos y poco funcionales, convirtiéndola en un pleno espectáculo barroco al que agrega además una especial sensibilidad para la escenografía y la música, elementos que para Lope de Vega tenían una menor importancia. Utiliza frecuentemente piezas anteriores que refunde eliminando escenas inútiles; disminuye el número de personajes y reduce la riqueza polimétrica del teatro lopesco. Igualmente, sistematiza la exuberancia creativa de su modelo y construye la obra en torno a un protagonista exclusivo. En cierto modo, purga el teatro de Lope de sus elementos más líricos y busca siempre los más teatrales. Ángel Valbuena Briones ha señalado que en su estilo cabe distinguir dos registros: En un primer grupo de obras Calderón reordena, condensa y reelabora lo que en Lope aparece de manera difusa y caótica, estilizando su realismo costumbrista y volviéndolo más cortesano. En ellas aparece una rica galería de personajes representativos de su tiempo y de su condición social, todos los cuales tienen en común los tres temas del teatro barroco español: el amor, la religión y el honor. En el cultivo de este último tema destaca Calderón en obras como El alcalde de Zalamea, en que se enfrentan el honor individual (o lo que es lo mismo, la dignidad humana, no costumbre social o externa) de un labrador rico, Pedro Crespo, cuya hija ha sido violada por un aristócrata capitán de los tercios del famoso general don Lope de Figueroa, con el honor corporativo o esprit de corps de este último. En este drama, una de las obras maestras de Calderón luce la verdad humana de los caracteres y la sabiduría y experiencia del héroe, Pedro Crespo, que aconseja así a su hijo Juan antes de que marche a la milicia con unos versos justamente célebres: Por la gracia de Dios, Juan, / eres de linaje limpio, / más que el sol, pero villano. / Lo uno y otro te digo; / aquello, porque no humilles / tanto tu orgullo y tu brío, / que dejes, desconfïado, / de aspirar con cuerdo arbitrio / a ser más; lo otro, porque / no vengas desvanecido / a ser menos. Igualmente / usa de entrambos designios / con humildad; porque, siendo / humilde, con recto juicio / acordarás lo mejor / y como tal, en olvido / pondrás cosas, que suceden / al revés en los altivos. / ¡Cuántos, teniendo en el mundo / algún defecto consigo, / le han borrado por humildes; / y cuántos, que no han tenido / defecto, se le han hallado, / por estar ellos mal vistos! / Sé cortés sobre manera; / sé liberal y esparcido, / que el sombrero y el dinero / son los que hacen los amigos; / y no vale tanto el oro / que el sol engendra en el indio / suelo, y que conduce el mar, / como ser uno bienquisto. / No hables mal de las mujeres; / la más humilde, te digo, / que es digna de estimación; / porque al fin de ellas nacimos. / No riñas por cualquier cosa; / que cuando en los pueblos miro / muchos, que a reñir se enseñan, / mil veces entre mí digo: / «Aquesta escuela no es / la que ha de ser». Pues colijo / que no ha de enseñarse a un hombre / con destreza, gala y brío / a reñir, sino a por qué / ha de reñir; que yo afirmo / que, si hubiera un maestro solo / que enseñara prevenido, / no el cómo, el por qué se riña, / todos le dieran sus hijos. En otras ocasiones aborda las pasiones amorosas que ciegan el alma, en especial los celos patológicos que aborda en El mayor monstruo, los celos o en El médico de su honra, entre otro dramas. * En su segundo registro, el dramaturgo inventa, más allá del repertorio caballeresco, una forma poético-simbólica desconocida antes de él y que configura un teatro esencialmente lírico, cuyos personajes se elevan hacia lo simbólico y lo espiritual. Escribe entonces fundamentalmente dramas filosóficos o teológicos, autos sacramentales y comedias mitológicas o palatinas. Calderón destaca sobre todo como creador de esos personajes barrocos, íntimamente desequilibrados por una pasión trágica, que aparecen en El príncipe constante, El mágico prodigioso o La devoción de la cruz. Su personaje más conocido es el desgarrado Segismundo de Polonia de La vida es sueño, considerada como la pieza cumbre del teatro calderoniano. Esta obra, paradigma del género de comedias filosóficas, recoge y dramatiza las cuestiones más trascendentales de su época: la libertad o el poder de la voluntad frente al destino, el escepticismo ante las apariencias sensibles, la precariedad de la existencia, considerada como un simple sueño y, en fin, la consoladora idea de que, incluso en sueños, se puede todavía hacer el bien. Tiene esta obra varias versiones hechas por él mismo. También se apunta en ella, aunque muy en segundo plano, el tema de la educación, tan desarrollada posteriormente en el siglo XVIII. En este segundo registro, lleva a su perfección el llamado auto sacramental, pieza alegórica en un acto de tema eucarístico destinada a representarse el día del Corpus. Por mencionar sólo algunos, citaremos El gran teatro del mundo o La cena del rey Baltasar. En cuanto a dramas filosóficos, su obra maestra es, sin duda, La vida es sueño; El médico de su honra y El alcalde de Zalamea en cuanto al drama de honor, aunque hay también piezas comparables como El pintor de su deshonra (h. 1648) o A secreto agravio secreta venganza (1635). El secreto a voces y La dama duende son cimas en cuanto a comedia de enredo, con otras muchas menos conocidas de capa y espada como El escondido y la tapada, No hay burlas con el amor, Casa con dos puertas mala es de guardar o Mañanas de abril y mayo, que anticipa el género de la comedia de figurón, aunque una pieza suya como Guárdate del agua mansa posee ya uno, el estrafalario don Toribio de Cuadradillos. Tienen carácter melodramático comedias como No hay cosa como callar (h. 1639), No siempre lo peor es cierto (entre 1648 y 1650) o La niña de Gómez Arias (h. 1651), que poseen una mayor introspección y se acercan al universo trágico. Comedias palatinas son El galán fantasma (1629), Nadie fie su secreto, Manos blancas no ofenden (h. 1640), o El secreto a voces (de la que se conserva un manuscrito autógrafo de 1642). Se acercó al drama histórico con piezas como La gran Cenobia (1625), La cisma de Ingalaterra, Amar después de la muerte, o El tuzaní de la Alpujarra (1659) o El mayor monstruo del mundo (1672). Dramas filosóficos y simbólicos son La hija del aire en sus dos partes, donde se pinta la ambición sin límites de la reina Semíramis, asesina de su marido Nino, y Las cadenas del demonio (de atribución dudosa). Dramas religiosos y hagiográficos son La devoción de la Cruz (h. 1625), El purgatorio de San Patricio (1640), El príncipe constante (h. 1629), cuya representación tanto había de influir sobre la concepción teatral de Jerzy Grotowski, y El mágico prodigioso (1637), obra que influyó poderosamente en el Fausto de Goethe, al que prestó algunos pasajes enteros. Calderón empezó a interesarse por las comedias mitológicas al sustituir a Lope de Vega en 1635 como dramaturgo de cámara. Rápidamente se adaptó a las condiciones del gran espectáculo cortesano con piezas como El mayor encanto amor, de ese año, y otras como El golfo de las sirenas, El monstruo de los jardines, Fieras afemina amor, La fiera, el rayo y la piedra (1652) o La púrpura de la rosa (1660) entre otras muchas. De este género es la ópera Celos aun del aire matan, que el propio Calderón parodió en su comedia burlesca Céfalo y Pocris. Pero el género que monopolizó el maestro fue el de los autos sacramentales, desde los de aire medievalizante como El gran teatro del mundo o El gran mercado del mundo a los de pretexto mitológico, como Andrómeda y Perseo o Psiquis y Cupido. Otros: La cena del rey Baltasar, La vida es sueño, El divino Orfeo (del que hizo dos versiones separadas por casi treinta años), La nave del mercader (1674) etcétera. Calderón es el maestro indiscutido de este género, en el que ya los personajes se han convertido en puras abstracciones conceptuales o pasionales. Compuso asimismo Calderón bastante teatro menor, por ejemplo entremeses como El triunfo de Juan Rana. Otra clasificación es la siguiente: * Tragedias: El médico de su honra, A secreto agravio, secreta venganza; El pintor de su deshonra; La hija del aire. * Comedias serias: La vida es sueño; El alcalde de Zalamea; El mágico prodigioso. * Comedias cortesanas: El hijo del sol, Faetón. La fiera, el rayo y la piedra; El monstruo de los jardines; Eco y Narciso. * Comedias de capa y espada: La dama duende; Casa con dos puertas mala es de guardar; No hay burlas con el amor. * Autos sacramentales: El gran teatro del mundo; El gran mercado del mundo; La cena del rey Baltasar; La protestación de la fe; El verdadero dios Pan. El teatro cómico de Calderón Durante un tiempo se subestimó el teatro cómico de Calderón, pero últimamente ha sido revalorizado, pues ciertamente compuso obras maestras en el género que pueden ser calificadas como comedias de enredo, como La dama duende, Casa con dos puertas, mala es de guardar o El galán fantasma, y no descuidó el teatro menor. Los personajes de Calderón Aunque Calderón sabe a veces acertar a crear personajes humanos e inolvidables, como Pedro Crespo, la mayor parte de las veces es cierto lo que dijo Marcelino Menéndez Pelayo: Los personajes de Calderón apenas aciertan con la expresión natural y sencilla, sino que la sustituyen con hipérboles, discreteos, sutilezas y lluvia de metáforas... Tienen verdad relativa é histórica, carecen de la verdad humana, absoluta y hermosa que estalla en los rugidos de león de los personajes de Shakespeare. Por otra parte, los personajes femeninos de Calderón son excesivamente hombrunos y no poseen la feminidad y viveza natural de las mujeres de Lope, aunque cuando se trata de mujeres investidas de autoridad este defecto se transforma en una virtud y encontramos a auténticas encarnaciones de la ambición, como la reina Semíramis en las dos partes de La hija del aire. En el apartado masculino, Calderón posee un repertorio de personajes inolvidables como Segismundo, Don Lope de Figueroa, Pedro Crespo, el Príncipe Constante o ese prototipo de uno de los personajes más frecuentados por Calderón, el marido enloquecido de celos que representa el Don Gutierre de El médico de su honra; estos celosos patológicos que abundan en los dramas de Calderón razonan férreamente, pero las conclusiones de sus silogismos se asientan sobre sospechas y pasiones desatadas, por lo que el resultado de sus largas cavilaciones dan en el absurdo dramático; por eso les encuentra sustancia trágica Calderón. La dramaturgia calderoniana Calderón reduce el número de escenas que habitualmente empleaban Lope de Vega y sus seguidores, porque cuida más la estructura dramática; restringe igualmente la abundante polimetría del teatro anterior a octosílabo, endecasílabo y alguna vez heptasílabo; también empobrece el repertorio estrófico a fin de lograr más unidad de estilo. En vez de buscar temas nuevos, que también, prefiere usar temas ya desarrollados por los comediógrafos anteriores de Lope o de su escuela, que reescribe suprimiendo las escenas inútiles, débiles, sobrantes o poco funcionales, o añadiendo las que cree necesarias; es decir, refundiéndolas. Por demás, sigue los mismos mecanismos y convencionalidades de la comedia lopesca, con las aportaciones añadidas de Antonio Mira de Amescua, Tirso de Molina y Juan Ruiz de Alarcón. Su estilo utiliza las galas formales del culteranismo, pero también lo vulgariza con una serie de metáforas en torno a los cuatro elementos que todo su público podía entender, lo que lo vuelve más accesible. Asimismo, emplea símbolos en sus comedias: la caída del caballo, que representa la deshonra o la alteración del orden natural; las casualidades no casuales, el significado profundo de la luz y la oscuridad; el equilibrio natural entre los cuatro elementos, y algunas técnicas dramáticas como la profecía u horóscopo inicial en la obra, que crea expectativas engañosas para el público, por ejemplo en La cisma de Inglaterra o en la misma La vida es sueño. Calderón se da cuenta a veces de lo artificial y mecánica que resulta la fórmula dramática barroca y por ello se permite a veces hacer juegos o bromas metateatrales permitiendo a sus actores hacer comentarios jocosos sobre los tópicos que les salen al paso y se ven obligados a seguir. Con Calderón de la Barca adquirió plena relevancia en la comedia barroca la escenografía —lo que él llamaba «memoria de las apariencias»— y la música (se considera a Calderón el primer autor de libretos de zarzuelas), en búsqueda de un espectáculo barroco integral que uniera las diversas artes plásticas. Con este fin colaboró estrechamente con escenógrafos italianos como Cosme Lotti. La carpintería efímera teatral se convirtió en un elemento clave en la composición de sus obras, en especial de los autos sacramentales, que de esa manera se transformaban en complejos emblemas alegóricos preñados de simbolismo moral. Lenguaje y estilo En cuanto a su lenguaje, es manejado con solemnidad, enfatizando la belleza con el uso de antítesis, metáforas e hipérboles; aunque podría estimarse que es la culminación teatral del culteranismo. Calderón procura que las metáforas puedan ser fácilmente desatadas por su público reiterando un mecánico sistema de referencias cruzadas en torno a los cuatro elementos y recurriendo a una Retórica de fáciles simetrías y diseminaciones y recolecciones. Usa cultismos sin empacho, algunos incluso condenados por Lope de Vega en su Arte nuevo de hacer comedias (1609), como hipogrifo. En sus personajes se acusa un característico frenesí razonador: los personajes calderonianos piensan de modo férreo e impecablemente lógico, aunque sus premisas sean de hecho absurdas; de esa manera, los característicos maridos calderonianos se enloquecen de celos y justifican sus crímenes de forma impecable pero éticamente absurda, abundando en su lenguaje nexos de subordinación lógica causal, consecutiva, condicional, concesiva o final. La metaforización sufre también ese proceso de logicismo mecánico y desarrolla en exclusiva el citado sistema de símbolos fundado en la combinatoria de los cuatro elementos. Abundan los juegos metateatrales, pues no se le ocultaba al propio autor el convencionalismo a que había llegado la fórmula lopesca, y los diálogos fragmentados «al alimón», en que dos o más personajes se van continuando y terminando las frases que dejan a medias sucesiva y simétricamente. Por otra parte, la intratextualidad de Calderón es muy fuerte, pues el autor a veces reutiliza o reescribe textos de unas comedias o autos en otros, autoparodiándose con intención cómica o imitándose a sí mismo conscientemente. Temas e ideología La formación jesuita de Calderón le llevó a asimilar el pensamiento de San Agustín y Santo Tomás de Aquino a través de la interpretación de Domingo Báñez, Luis de Molina y Francisco Suárez. Sin embargo aflora en su teatro un profundo pesimismo a pesar de la autonomía y validez de la acción humana. En sus obras siempre suele centrarse en la oposición o confrontación entre: * La razón y las pasiones * Lo intelectual y lo instintivo * El entendimiento y la voluntad. La vida es una peregrinación, un sueño, y el mundo es un teatro de apariencias. Su pesimismo está atemperado por su fe en Dios y por el fuerte racionalismo que asimiló de Santo Tomás. El sentido de la angustia de muchos de sus personajes le aproximan al existencialismo cristiano contemporáneo: ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ficción, una sombra, una ilusión, y el mayor bien es pequeño. ¡Que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son! Asimismo Fernando, el príncipe constante, axclama así poco antes de morir consumido por su propia voluntad: Pero, ¿qué mal no es mortal / si mortal el hombre es, / y en este confuso abismo / la enfermedad de sí mismo / le viene a matar después? / Hombre, mira que no estés / descuidado. La verdad / sigue, que hay eternidad / y otra enfermedad no esperes / que te avise, pues tú eres / tu mayor enfermedad. / Pisando la tierra dura / de continuo el hombre está, / y cada paso que da / es sobre su sepultura. / Triste ley, sentencia dura / es saber en cualquier caso / cada paso ¡gran fracaso! / es para andar adelante, / y Dios no es a hacer bastante / que no haya dado aquel paso. El príncipe constante, jornada III Calderón ve en la historia, antigua o contemporánea, la huella de la voluntad divina así como en el mundo natural, donde lee el plan y la promesa de Dios. El repertorio temático de Calderón es amplio y se trata con muy diversas variantes; el honor; la relación del hombre con el poder y, en relación con esto, la libertad y la responsabilidad moral o el conflicto entre realidad e ilusión, frecuente en la estética barroca del desengaño. Trata de una forma particular los celos patológicos y los conflictos edípicos. La escuela dramática de Calderón La depurada fórmula dramática calderoniana y su particular estilo fueron imitados por importantes ingenios que, como el madrileño, refundieron obras ya compuestas por Lope y sus discípulos al mismo tiempo que componían piezas originales. Los más importantes entre estos autores fueron Francisco de Rojas Zorrilla y Agustín Moreto, pero también hay que contar entre sus discípulos a Antonio de Solís y Rivadeneyra, Juan Bautista Diamante, Agustín de Salazar, Sor Juana Inés de la Cruz, Cristóbal de Monroy, Álvaro Cubillo de Aragón y Francisco Bances Candamo. Otros autores que siguieron a Calderón y alcanzaron algún éxito fueron además Juan de Zabaleta, Juan de la Hoz y Mota, Jerónimo de Cáncer, Juan de Matos Fragoso, Alejandro Arboreda y Antonio Coello, que escribieron frecuentemente en colaboración; también Juan Vélez de Guevara, hijo del celebérrimo dramaturgo Luis Vélez de Guevara; Antonio Martínez de Meneses y Francisco de Leiva. Obras más importantes Piezas dramáticas datables Amor, honor y poder, drama histórico (1623). La cisma de Inglaterra, drama histórico (1627). Casa con dos puertas, mala es de guardar, comedia de enredo (1629). La dama duende, comedia de enredo (1629). El príncipe constante, drama histórico (1629). La banda y la flor (1632). La cena del rey Baltasar, auto sacramental (1632). La devoción de la cruz, drama religioso (1634). A secreto agravio secreta venganza, drama de honor (1636). La vida es sueño, drama filosófico (1636). El mágico prodigioso, drama religioso (1637). El mayor monstruo del mundo, drama de honor (1637). El médico de su honra, drama de honor (1637). Los dos amantes del cielo, drama religioso (1640). El pintor de su deshonra, drama de honor (1650). El alcalde de Zalamea, drama de honor (1651). La hija del aire, drama histórico (1653). El gran teatro del mundo, auto sacramental (1655). Guárdate del agua mansa, comedia de enredo (1657). Eco y Narciso, drama mitológico (1661). La niña de Gómez Arias, melodrama (1672). La aurora en Copacabana, comedia (1674). Dramas Alcalde de Zalamea, El. Amado y aborrecido. Amar después de la muerte o El tuzaní de la Alpujarra. Apolo y Climene. A secreto agravio secreta venganza. Armas de la hermosura, Las. Aurora en Copacabana, La. Cabellos de Absalón, Los. Cadenas del demonio, Las. Celos, aun del aire, matan. Cisma de Ingalaterra, La. Darlo todo y no dar nada. De un castigo tres venganzas. Devoción de la Cruz, La. Dos amantes del cielo, Los. Duelos de amor y lealtad. Eco y Narciso. En esta vida todo es verdad y todo es mentira (1664). Estatua de Prometeo, La. Exaltación de la Cruz, La. Fiera, el rayo y la piedra, La. Fieras afemina amor. Fineza contra fineza. Fortunas de Andrómeda y Perseo. Golfo de las sirenas, El. Gran Cenobia, La. Gran príncipe de Fez, El. Hija del aire, La (dos partes). Hijo del Sol, Faetón, El. Hijos de la fortuna, Teágenes y Cariclea, Los. José de las mujeres, El. Judas macabeo. Laurel de Apolo, El. Luis Pérez el Gallego. Mágico prodigioso, El. Mayor encanto amor, El. Mayor monstruo del mundo, El. Médico de su honra, El. Monstruo de los jardines, El. Ni amor se libra de amor. Niña de Gómez Arias, La. Origen, pérdida y restauración de la Virgen del Sagrario. Postrer duelo de España, El. Pintor de su deshonra, El. Príncipe constante, El. Purgatorio de San Patricio, El. Púrpura de la rosa, La. Saber del mal y del bien. Segundo Escipión, El. Sibila de Oriente, La. Sitio de Breda, El. Tres afectos de amor, Los. Tres justicias en una, Las. Tres mayores prodigios, Los. Comedias Acaso y el error, El. Afectos de odio y amor. Agradecer y no amar. Alcalde de sí mismo, El. Amigo, amante y leal. Amor, honor y poder. Antes que todo es mi dama. Argenis y Poliarco. Astrólogo fingido, El. Auristela y Lisidante. Banda y la flor, La. Basta callar. Bien vengas, mal, si vienes solo. Cada uno para sí. Casa con dos puertas, mala es de guardar. Castillo de Lindabridis, El. Conde Lucanor, El. Con quien vengo, vengo. Cuál es mayor perfección. Dama duende, La. Dar tiempo al tiempo. Desdicha de la voz, La. De una causa, dos efectos. Dicha y desdicha del nombre. Empeños de un acaso, Los. Encanto sin encanto, El. Escondido y la tapada, El. Fuego de Dios es el querer bien. Galán fantasma, El. Guárdate del agua mansa. Gustos y disgustos son no más que imaginación. Hado y divisa de Leonido y Marfisa. Hombre pobre todo es trazas. Jardín de Falerina, El. Lances de amor y fortuna. Maestro de danzar, El. Manos blancas no ofenden, Las. Mañana será otro día. Mañanas de abril y mayo. Mejor está que estaba. Mujer, llora y vencerás. Nadie fíe su secreto. No hay burlas con el amor. No hay cosa como callar. No siempre lo peor es cierto. Para vencer amor, querer vencerle. Peor está que estaba. Primero soy yo. Puente de Mantible, La. Secreto a voces, El. Señora y la criada, La. También hay duelo en las damas. Autos sacramentales A Dios por razón de estado (1650–1660). Alimentos del hombre, Los (1676). A María el corazón (1664). Amar y ser amado y divina Filotea (1681). Andrómeda y Perseo (1680). Año santo de Roma, El (1650). Año santo en Madrid, El (1615–1652). Árbol del mejor fruto, El (1661). Arca de Dios cautiva, El (1673). Cena del rey Baltasar, La (1634). Cordero de Isaías, El (1681). Cubo de la Almudena, El (1651). Cura y la enfermedad, La (1657–1658). Devoción de la misa, La (¿1637?). Diablo mudo, El (1660). Día mayor de los días, El (1678). Divino Jasón, El (antes de 1630). Divino Orfeo, El (dos versiones). Encantos de la culpa, Los (¿1645?). Espigas de Ruth, Las (1663). Gran Duque de Gandía, El (¿1639?). Gran mercado del mundo, El (¿1634–1635?). Gran teatro del mundo, El (¿1634–1635?). Hidalga del Valle, La (¿1634?). Humildad coronada de las plantas, La (1644). Iglesia sitiada, La (antes de 1630). Indulto general, El (1680). Inmunidad del Sagrado, La (1664). Jardín de Falerina, El (1675). Laberinto del mundo, El (1677). Lepra de Constantino, La. Lirio y la azucena, El (1660). Llamados y escogidos (¿1648–1649?). Lo que va del hombre a Dios (¿1640?). Maestrazgo del Toisón, El (1659). Misterios de la misa, Los (1640). Mística y real Babilonia (1662). Nave del mercader, La (1674). No hay instante sin milagro (1672). No hay más fortuna que Dios (¿1653?). Nuevo hospicio de pobres (1688). Nuevo Palacio del Retiro, El (1634). Orden de Melchisedech, El. Órdenes militares, Las (1662). Pastor Fido, El (¿1677?). Piel de Gedeón, La. Pintor de su deshonra, El. Pleito matrimonial del cuerpo y el alma, El (1634). Primer flor del Carmelo, La (antes de 1650). Primero y segundo Isaac (¿antes de 1659?). Primer refugio del hombre y probática piscina, El (1661). Protestación de la fe, La (1656). Psiquis y Cupido (1640). ¿Quién hallará mujer fuerte?. Redención de cautivos, La (hacia 1672). Sacro Parnaso, El (1659). Santo rey don Fernando, El (primera y segunda parte) [1671]. Segunda esposa y triunfar muriendo, La (¿1648–1649?). Semilla y la cizaña, La (1651). Serpiente de metal, La (1676). Siembra del Señor, La (anterior a 1655). Socorro general, El (1644). Sueños hay que verdad son (1670). Tesoro escondido, El (1679). Torre de Babilonia, La. Tu prójimo como a ti (segunda redacción) [antes de 1674]. Universal redención, La. A tu prójimo como a ti. Vacante general, La (1649). Valle de la Zarzuela, El (¿hacia 1655?). Veneno y la triaca, El (1634). Verdadero Dios Pan, El (1670). Viático cordero, El (1665). Vida es sueño, La (segunda redacción) [antes de 1674]. Viña del Señor, La (1674). Teatro breve (bailes, entremeses, jácaras y mojigangas) Baile de las jácaras (parte 2). Baile de la plazuela de Santa Cruz. Baile de los zagales. Entremés de la barbuda (partes 1 y 2). Entremés de la casa de los linajes. Entremés de las carnestolendas. Entremés de la casa holgana. Entremés del convidado. Entremés de los degollados. Entremés de don Pegote. Entremés del dragoncillo. Entremés del escolar y el soldado. Entremés de la Franchota. Entremés de guardadme las espaldas. Entremés de los instrumentos. Entremés de las jácaras (parte 1). Entremés del desafío de Juan Rana. Entremés de la melancólica. Entremés de la pedidora. Entremés del mayorazgo. Entremés de la plazuela de Santa Cruz. Entremés de la premática (partes 1 y 2). Entremés del reloj y genios de la venta. Entremés de la rabia (parte 1). Entremés del robo de las Sabinas. Entremés del sacristán mujer. Entremés del toreador. Entremés del triunfo de Juan Rana. Jácara del Mellado. Mojiganga de la garapiña. Mojiganga de los guisados. Mojiganga de los ciegos. Mojiganga de la muerte. Mojiganga de la pandera. Mojiganga del Parnaso (parte 2 de la Rabia). Mojiganga del pésame de la viuda. Mojiganga de Juan Rana en la zarzuela. Mojiganga de los sitios de recreación del Rey. Obras en colaboración Margarita preciosa, La (con Juan de Zabaleta y Jerónimo de Cáncer y Velasco). Más hidalga hermosura, La (con Juan de Zabaleta y Francisco de Rojas Zorrilla). Monstruo de la fortuna, El (con Juan Pérez de Montalbán y Francisco de Rojas Zorrilla). Prodigio de Alemania, El (con Antonio Coello y Ochoa). Proezas de Frislán, y muerte del Rey de Suecia, Las (con Antonio Coello y Ochoa). Troya abrasada (con Juan de Zabaleta). Yerros de naturaleza y aciertos de la fortuna (con Antonio Coello y Ochoa). Obras atribuidas Castigo en la traición, El."pedro calderon de la barca" Primer blasón del Austria, El. Que busca la mojiganga, El. Saco de Amberes, El. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Calder%C3%B3n_de_la_Barca

Manuel Benitez Carrasco

Y se hizo el milagro en su santo mausoleo donde grabado en la piedra escrito reza también: que, por ir con un amigo, dejaba el agua correr, y justo en ese punto de amor y desinterés en un charquito piadoso el agua se deja ver filtrándose, lentamente, por si tiene sed Manuel. Manuel fue aquel poeta que aún muriéndose de sed: si le llamaba un amigo, dejaba el agua correr. Manuel Benítez Carrasco. ¡Quien sino, podía ser! Junto al mausoleo del poeta por Francisco Barbachano Manuel Benitez Carrasco nació en Granada el 1 de diciembre de 1922 y murió el 26 de noviembre de 1999. Nace en pleno corazón del barrio Albayzin en la placeta del Salvador, a la que dedicó algunos de sus poemas. Hijo de una familia religiosa. Pasó su infancia y adolescencia entre la colegiata albaicinera donde su tío Manuel Benítez Martínez que era Coadjutor de la ermita de San Miguel Alto, donde su padre era carpintero y vivía con su familia y las escuelas del Ave María donde aprendió las primeras letras. Su origen justifica que sus escritos primeros sean dedicados a Granada. Benítez inicia su carrera literaria colaborando en la revista poética colección Vientos del Sur”. En 1943 obtuvo su primer premio de relevancia el “Premio Nacional de Teatro de Escuadra”, con al obra Luz de Amanecer; este evento le abre una trayectoria de éxitos cubierta de galardones. En 1947 se traslada a Madrid y despliega gran actividad artística y literaria. Desde 1955 su figura esta unida definitivamente a la Literatura Hispanoamericana, su viaje a Cuba dura un año y a partir de ese momento su obra es totalmente inseparable en Argentina, Chile, Uruguay, Perú, Colombia, Ecuador, Puerto Rico, Estados Unidos y muy especialmente con México donde pasa gran parte de su vida. Benítez Carrasco, es uno de los mayores exponentes de la literatura Flamenca, su nombre esta junto a García Lorca. Entre sus poemas más conocidos, también está EL PERRO COJO. Muchos de los poemas son piezas del flamenco que recorre el mundo. Este género es nacido de la entraña popular. En 1998 fue nombrado hijo predilecto de Granada, y se le dedicó la importante avenida en el barrio Oliva en Sevilla. Referencias rubensada.blogspot.com.es - http://rubensada.blogspot.com.es/2008/08/tus-cinco-toritos-negros-manuel-benitez.html

Francisco Brines Bañó

Francisco Brines Bañó (Oliva, Valencia, 1932) es un poeta español. Pertenece al grupo poético de los años 50 o Generación del 50, junto a Claudio Rodríguez, Jaime Gil de Biedma y Ángel González Biografía Estudió derecho en la Universidad de Deusto, Valencia y Salamanca, y cursó estudios de Filosofía y Letras en Madrid. Está considerado uno de los poetas actuales de más hondo acento elegíaco. Pertenece a la segunda generación de la posguerra, y junto a Claudio Rodríguez y José Ángel Valente, entre otros, perteneció al grupo conocido como Generación del 50, si bien, a diferencia de la mayoría de los poetas del 50 o del medio siglo, nunca cultivó la poesía social (de la que hay rastros, sin embargo, en su libro El santo inocente, luego llamado Materia narrativa inexacta). Fue profesor de español en la Universidad de Oxford, y en 1988 revisó y adaptó el texto de [El alcalde de Zalamea], versión que fue estrenada en noviembre del mismo año por la Compañía de Teatro Clásico, y dirigida por José Luis Alonso. En el año 2001 fue nombrado miembro de la Real Academia Española, para ocupar el sillón X, vacante tras el fallecimiento del dramaturgo Antonio Buero Vallejo. Tomó posesión el 21 de mayo de 2006. Su obra poética, en la que se percibe una evidente influencia de Luis Cernuda, se caracteriza por un tono intimista y por la constante reflexión sobre el paso del tiempo. En su escritura, la infancia aparece como un tiempo mítico, que desconoce la muerte, ligado al espacio de Elca, la casa de la niñez en Oliva. El adulto ha sido expulsado definitivamente del paraíso de la infancia y sólo en algunos momentos (a través del erotismo, de la contemplación de la naturaleza...) el ser humano recupera la plenitud vital experimentada en la niñez y en la juventud. Por todo ello, la memoria desempeña un papel fundamental en su escritura, si bien en sus poemas se deja traslucir la convicción de que ni la poesía ni el recuerdo permiten detener el paso del tiempo y salvar los momentos de plenitud del pasado. En El otoño de las rosas, su libro más valorado por la crítica, se funden el lamento elegiaco y la exaltación vital. El tema del amor homosexual aparece recurrentemente en sus poemas, siempre con naturalidad. Según Ariadna G. García: Se reitera en la obra de Brines esta búsqueda incesante de la Pureza, en un intento por ennoblecer, moralmente, la homosexualidad. Su escritura, que tiende a un equilibrio clásico y a un tono melancólico, que intenta dominar la angustia ante la muerte mediante una asunción serena de lo inevitable, se nutre no sólo de la influencia de su admirado Luis Cernuda sino también, y en especial, en su primer libro, Las brasas, de la poesía de Juan Ramón Jiménez y del Antonio Machado más intimista. En su libro Aún no, se acerca a la poesía satírica, una línea que el poeta apenas ha cultivado posteriormente. Son muchos los poetas de las últimas generaciones que se interesan en la poesía de Brines, desde "novísimos" como Jaime Siles o Luis Antonio de Villena hasta poetas de ahora mismo. Obra poética * Las brasas (1960). Premio Adonais * El santo inocente (1965) * Palabras a la oscuridad (1966). Premio de la Crítica * Aún no (1971) * Insistencias en Luzbel (1977) * El otoño de las rosas (1986). Premio Nacional de Literatura * La última costa (1995). Premio Fastenrath de la Real Academia Española Antologías * Ensayo de una despedida. Poesía 1960-1971 (1974) * Poesía. 1960-1981 (1984) * Selección propia, Madrid, Cátedra, 1984 * Poemas excluidos (1985) * La rosa de las noches (1986) * Poemas a D. K. (1986) * El rumor del tiempo, Barcelona, Anagrama, 1989 * Espejo ciego, Generalitat Valenciana, 1993 * Breve antología personal (1997) * Francisco Brines, poesía, Universitat de Lleida, 1997 * Selección de poemas (1997) * Poesía completa (1960-1997) (1997) * Antología poética (1998) * La Iluminada Rosa Negra (2003) * Amada vida mía (2004) * Antología poética, Madrid, Espasa-Calpe, 2006 * Todos los rostros del pasado, Barcelona, Círculo, 2007 * Para quemar la noche, Madrid, Patrimonio Nacional, 2010 * Yo descanso en la luz, Madrid, Visor, 2010 Otras obras * Escritos sobre poesía española contemporánea, Valencia, Pre-Textos, 1994. * "Carmen Calvo", Caja de Ahorros de Asturias, 1999 * 2002 Luis Cernuda, Ocnos. Edición literaria de Francisco Brines. Unidad y cercanía personal en la poesía de Luis Cernuda: discurso de ingreso en la Real Academia Española, contestado por Francisco Nieva, Sevilla, Renacimiento, 2006. * 2010 ELCA. Libro de artista conjunto con Mariona Brines. Valencia, Editorial Krausse. Algunos galardones recibidos * 2010 Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. * 2007 IV Premio de Poesía Federico García Lorca * 2004 Premio a la Creatividad 'Ricardo Marín' * 1999 Premio Nacional de las Letras Españolas. * 1998 Premio Fastenrath. * 1987 Premio Nacional de Literatura. * 1967 Premio de las Letras Valencianas. * 1967 Premio Nacional de la Crítica * 1960 Premio Adonais Bibliografía sobre su obra * José Andújar Almansa, La palabra y la rosa. Sobre la poesía de Francisco Brines. Alianza, 2003. * Carlos Bousoño, Poesía poscontemporánea. Cuatro estudios y una introducción. Júcar, 1985. * Antonio García Berrio, Empatía. La poesía sentimental de Francisco Brines. Generalitat Valenciana, 2003. * José Luis Gómez Toré, La mirada elegíaca. El espacio y la memoria en la poesía de Francisco Brines. Pre-Textos, 2002. * José Olivio Jiménez, La poesía de Francisco Brines. Renacimiento, 2001. * David Pujante, Belleza mojada. La escritura poética de Francisco Brines. Renacimiento, 2004. Referencias Wikipedia – http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Brines




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