Otra versión del segundo terceto (posiblemente la original):
Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera,
que en la cara de Anás fuera delito.
Ya formidable y espantoso suena, Dentro del corazón el postrer día; Y la última hora, negra y fría, Se acerca de temor y sombras llena… Si agradable descanso, paz serena