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Tranvía Sanguíneo

Tranvía Sanguíneo

Me tenta, me acosa, me exalta. A punto de lanzarme al risco de sus fríos labios para yo entibiarlos, hasta que aparece el veintitrés y me abofetea por burgués. Pasión carnal, unida al pecado gemelo de la lujuria con siete letras. Mis sueños se congelan en los confines descomunales del mio roto corazón, mordisqueado por los lobos y desgarrado por los tigres con los afilados colmillos suyos.
Y sigo aquí, acobijado entre dudas y frases de los diarios, intentando asesinar las tiranas ganas mías de morir amando, cuando odio morir arrodillado. Háblame en reversa, impide que suceda esto que llaman locura, insano es perder los tornillos en tu cama gigante de agujas. Me pincho y me pincho, mi aire se agota.
Hace rato que no soy yo, mi mundo y mi boca de cabeza viven, mi mente en el suelo y mis ojos se miran. Tu tan teatro y yo tan palenque, diferencias manivelan mi palanca de emociones, de allá para acá, del infierno al cielo, en el boomerang montado que gira con ula belleza, nadie advirtió los efectos del día por nacer de este tirano amor pasajero en tranvía sanguíneo.  
Matador al matadero, escritor a la locura. Me arruinan las arrugas de mi triste agonía, eso de no saber que ya lo sabe ha pasado de los estándares. Música del Dios, canta y ríe al sufrir verme. Le gusta de los tobillos someterme y bailar hacerme cual juglar italiano. La mirada bajé dos segundos y ya no estaba, le había puesto el pulgar en el rostro y desapareció. En llanto imploté hacia mi obscuro trajecillo, bordado a mi piel como la sombra que las espaldas me cubre, huí de la escena del crimen donde mi cuerpo muerto yace en medio del carnaval.  
Su nombre en mis nudillos, sus cartas en mis brazos, su amor en mis dientes. El aliento me sabe a hiedra, ya no suplico más flores, eso es de cuerdos. Se pierde entre las olas el mio grito, emparedados de arena y más letras me aturden, ya no se que decir. Hasta las hadas alucinan, en mí creen, como si fuese a rescatar a la princesa que duerme en rosas, irónico.
Palabras que brincan al fondo del océano, se marchan y queman hasta el fondo del sol. Ya importa poco quien se interese, yo me voy con mis pergaminos a seducir sirenas. Sus ojos, tan bellos que brillan en mi pecho, sujeto sus manos cuando me devora, y respiro su perfume que en cautiverio me ataja.
¡Pero que pesadilla! Sin garganta, ni manos, ni ojos. Solo agujeros donde la basura la gente hospeda. Tan vulnerable y frio que me pisan cual avenida del terror, mis alaridos no quejan, mis amores no escuchan, mis locuras no existen. Todo es demencial, descomunal, irracional.

17,18 y 19 de Agosto de 2012

#AgoníaDesamor #Prosa

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