Prosas declarativas
I - A ustedes
No hay tiempo
para presentarse.
Baste con decir:
Que soy yo.
Que soy mis pensamientos.
Que vivo anclado a un pasado que,
de algún modo,
siempre será mejor que mi presente.
Que por eso,
quizás,
me noten triste o serio,
muy a menudo.
Que no tengo nada contra la gente,
que no tengo nada contra el mundo.
Que no tengo nada contra todos,
ni todo contra nadie.
Que, simplemente, soy yo.
Que esto no es poesía;
no son pensamientos;
no son palabras.
Que no es un enunciado inverso
para que el lector
piense lo contrario a lo que se dice.
Que nada es nada y que todo es todo.
Que todo es nada y que nada es todo.
Que,
probablemente,
no entiendan una mierda de lo que están leyendo.
Que,
probablemente,
esto les parezca pretencioso.
Que me quiero y me odio.
Que les quiero y les odio.
Que no digo nada que no haya dicho nadie y,
sin embargo,
digo algo que nadie, jamás, ha dicho.
Que aquí no hay orden...
Y en el texto tampoco.
Que el texto es caótico.
También yo;
también la vida.
Que esto no es una crítica,
al menos,
no constructiva.
Que esto no es una crítica,
al menos,
no destructiva.
Que esto no es NADA...
Y el texto tampoco.
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