#EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #Generación27
Cuando para mí eran los trigos viv… y la escarcha los lloros helados d… alguien me enyesó el pecho y la so… traicionándome. Ese minuto fue el de las balas per…
Sabes tanto de mí, que yo mismo qu… repetir con tus labios mi propia p… elegir un pasaje de mi vida primer… un cometa en la playa, peinado por… No tengo que esperar ni que decirt…
Alguien barre y canta y barre (zuecos en la madrugada). Alguien
Qué lejos por mares, campos y mont… ya otros soles miran mi cabeza can… Nunca vi Granada. Mi cabeza cana, los años perdidos, quiero hallar los viejos, borrados…
Y el mar fue y le dio un nombre y un apellido el viento y las nubes un cuerpo y un alma el fuego. La tierra, nada.
Niebla», tú no comprendes: lo cant… el tabaco inocente, tonto, de tu m… los largos resplandores que por el… al saltar, rayo tierno de brizna d… Mira esos perros turbios, huérfano…
Tal vez, oh mar, mi voz ya esté ca… y le empiece a faltar aquella tran… aquel arranque igual al tuyo, aque… que era tan parecido a tu oleaje. Han pasado los años por mí, sus du…
Huele a sangre mezclada con esplie… Venida entre un olor de resplandor… A sangre huelen las quemadas flore… Y a súbito ciprés de sangre el fue… Del aire baja un repentino riego
!Contigo, Rafael Arcángel, patrón de los caminantes! Chinita blanca del río, se me ha perdido mi amante. Rodando, rodando, al mar.!Contigo…
No, no te conocieron las almas conocidas. Sí la mía. ¿Quién eres tú, dinos, que no te r… ni de la tierra ni del cielo?
!A los islotes del cielo! Prepara la barca, niña. Yo seré tu batelero. ¿Marzo? ¿Abril?
Cúbreme, amor, el cielo de la boca con esa arrebatada espuma extrema, que es jazmín del que sabe y del q… brotado en punta de coral de roca. Alóquemelo, amor, su sal, aloca
Zarza florida Rosal sin vida. Salí de mi casa, amante, por ir al campo a buscarte. Y en una zarza florida
Feo, de hollín y fango. ¡No verte! Antes, de nieve, áureo, en trineo por mi alma. Cuajados pinos. Pendientes.
Un año, ya dormido, alguien quien no esperaba se paró en mi ventana. —¡Levántate Y mis ojos vieron plumas y espadas.