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Soy Pinochet, el Funeral Verdugo… el gran Funeralísimo chileno. Tengo por alma un batallón de cien… y por cabeza un general tarugo. Cuando mato me arrugo y desarrugo
¡A la mar, si no duermes, que viene el viento! Ya en las grutas marinas ladran sus perros. ¡Si no duermes, al monte:
«XI. Desde la ventana de nuestro cuarto, en el hotel Novo Moskovskaia, miro su capital, Moscú, partida por el río Moscova, casi helado, arrastrando grandes manchas de grasa de las fábri...
Yo te arrojé de mi cuerpo, yo, con un carbón ardiendo. —Vete. Madrugada. La luz, muerta en las esquinas
Aquí una casa, querida, sólo con cuatro balcones, sólo con cuatro cortinas, sólo con dos corazones y un espejito, mi vida.
Precipitadas las luces por los derrumbos del cielo, en la barca de las nieblas bajaste tú, Ceniciento. Para romper cadenas
Alguien barre y canta y barre (zuecos en la madrugada). Alguien
Oh tú mi amor, la de subidos senos en punta de rubíes levantados los más firmes, pulidos, deseados, llenos de luz y de penumbra llenos… .
Viento contra viento. Yo, torre de mando, en medio. Remolinos de ciudades bajan los desfiladeros. Ciudades del viento sur,
A la sombra de una barca, fuera de la mar, dormido. Descalzo y el torso al aire. Los hombros, contra la arena. Y contra la arena, el sueño,
«Pueblo: has llorado, has sufrido, mordido el polvo y mordido a los que te han dominado. Hoy subes fortificado. Tus flautas, ayer heridas,
¡Qué altos los balcones de mi casa! Pero no se ve la mar. ¡Qué bajos! Sube, sube, balcón mío,
Anémona encantada enamorada. Orquídea despeinada enamorada. Flor abierta o cerrada
Seriamente, en tus ojos era la mar… temerosos de lazos y palabras dura… Dos niños de la noche, terribles,… cuya infancia era un robo de barco… Duérmete. Ciérralos.
Oh tú, mi amor, la de subidos seno… en punta de rubíes levantados, los más firmes, pulidos, deseados, llenos de luz y de penumbras lleno… Hermosos, dulces, mágicos, serenos