Ningún otro cuerpo como el tuyo vino a salir sobre la tierra, porque él es tú. Domingo diario, simposio y lecho y mesa puesta para los sentidos no platónicos.

Ha llegado el olor, el filo de su dental caricia; la preciosa amarga flor nocturna: madre nuestr… collar que junta nuestros cuellos. Y voy corno embriagado, como en di…

Ábrese el fuego, y salta la burbuj… metálica de un pez; barre los ojos una flor instantánea; doble salto mortal, ensaya el corazón. Amigos, algo mejor gocemos que un lamento.

Hoy, porque no quiero entristecert… no has de llevarme a donde quieras… en marchita cuna está meciendo a tu ajeno corazón el alma. Bajo el tiempo enraízan los pesare…

Como rumor de muchedumbre, o ruido de torrentes huyendo, se construye… sobre el silencio del durmiente, el silencio de afuera: el que leva… los dispuestos en cerco, los que m…

Hoja al aire, indefensa, detenida apenas, única en el árbol enrojecido y respirante; ojo sobresaltado, abierto, lúcido: en el temor mi corazón. Asfixia,

Cabello al aire, del que surge un… de flor; sierpe rampante, cabeza de culebra ante el espejo; maternales ramas de la vida que despierta, entre ruinas, el mo…

Suelta su vago humor de vidrio contrito, mi alma; desde el fondo, un burbujear de fango encrespa; y el águila insomne que empollaba en mí las brasas del valiente,

Alguna vez te alcanzará el sonido de mi apagado nombre, y nuevamente algo en tu ser me sentirá presente… más no tu corazón; sólo tu oído. Una pausa en la música sin ruido

A tu puerta llamé. No estabas. Aspas de viaje te arrancaron. ¿Quién volverá cuando regreses? Viento sin recuerdos, en la noche se envuelve de inútiles presagios.

Amapola trastorno, exaltación morada, disparate. Salga lo que saliere. Y qué estruendo de alas, y qué dul… lastre sentimental sobre la lengua…

Desde su nudo a ciegas, desde su ramazón violeta, suena encogida en su hervor la sola fuente del conjuro que te llama. Tú, palabra antigua, bajo el lirio

Están cantando adentro; hay cantares ahora en esta casa. Entonces, fue verdad. Tengo la ll… pero toco en la puerta como cuando era el nadie que llega…

Recostado en su placer, el día de estatuas y rejas enfloradas nos dice, amiga, que morimos; y como si al azar mordieras una manzana, resplandeces

Era también de fuego: sobre el tizón, hirientes, casi d… violetas duras a los ojos, coronadas de oro. De esto era, de esto se construía bajo el humo.