Amor pirotécnico
Me arrincono en el sótano en ruinas,
que soy yo.
Por ello rindo homenaje a los gestos.
A los gestos que nos brinda el mundo,
en copa de barro.
Vivir no es barato,
ni gratis,
ni nada de lo contado hasta ahora,
en los cuentos de niños.
Miel.
Que difícil recompensa,
que sutil sátira en labios perennes.
Como suena la mentira en tu cuerpo,
no te pega,
no te queda bien con tu ternura.
Que me caen racimos de aviones cobardes,
y mi suelo ya no acepta más sangre.
Ya no drena, ya no es suelo.
Ya no es nadie.
La vida se calla,
la calle se vacía de vida y se llena de gente.
Faltas tú.
Ahora me quedo reducido a la ceniza de tu olvido,
mañana volverá a ser igual,
el mismo ruido,
la misma voz intracerebral.
Me dejas tu ausencia vitalicia,
mi parte de culpa la dejo en la arena.
La dejo en el tiempo,
en sus manos de quinceañero exaltado.
Adiós, como suena tan caliente en el pecho.
como calla tan cruel en el oído.
Ya no hay abrigo en la noche.
Ya no hay primavera de amores.
Por tu pelo subversivo daría mi patria,
aunque fueses enemiga confesa.
Que me dueles tanto como sanas,
que yo duelo más que una última misa.
Te dejo en las aguas que quieras nadar,
y en el fuego que quieras morir.
La pena se queda aquí,
y tú,
con falda azul te vas...
Muero;
es más, creo que ya morí.
Nuestra guerra civil insana,
de vileza incontrolable,
pero que sabe a lo imposible.
Un lo siento por bandera,
un vaya mierda, por tus mentiras,
pero mi vida,
se queda,
abrazada a tus caderas de piel preciosa.
Te quiero aunque me duelas en la mente,
aunque ya no nos veamos ni en la muerte.
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