Supe que me sentía realmente sola
cuando llamé a una amiga,
tras haber muerto alguien de su familia,
con la excusa de ayudarla a pasar el duelo con mi compañía.
Realmente era yo quien necesitaba un poco de consuelo,
aún sin muertos en la espalda.
De sentirse solo a estarlo únicamente hay calaveras de por medio.