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Sólo ayer eramos dioses

Tan sólo ayer era Dios
Creé desde mis bolsillos más profundos universos infinitos
Universos rasguñados por eclipses marítimos
En la soledad de los mundos
El destino persigue mis huellas
Desde la eternidad vacía hacia la eternidad vacía
Un sol ensangrentado observa implacable el desmembramiento de un Dios
Peces suicidas beben un océano de posibilidades
Es un eterno instante al costado del tiempo
Una ruta sin fin hacia el abismo de la nada
Como una pluma que flota en los vientos puros
Como un toro en llamas masticando la venganza
Desnudo caigo en la cumbre del cenit celestial
Todas las cosas siguen mis pisadas
Tan sólo ayer era Dios.
 
Soberana mirada crisopra
Desatada de lo que no es
Esclava de un rostro difuso
La tormenta brilla ensimismada
Un mundo es abortado en cada suspiro
Un ataúd estrellado se deja abrir cual amapola naciente
La tierra como culebra sigue mi sombra
Y la muerte susurra su grito mudo
Donde miro está
El olvido se olvidó de olvidar
El firmamento quebraja su ser bajo mis sueño
Como un potro indómito que escapa sin más objetivo que escapar
Me pierdo en la tempestad
Y quemo el templo de lo cierto
Soy dinamita en la sombra de la muerte
Soy muerte en la sombra de la vida
Soy vida en el abismo del olvido
Fui fuego
El vacío del todo
Tan sólo ayer era Dios.
 
Tan sólo ayer era Dios
Y hoy los minutos cómplices acechan la partida
Mis ojos tortuosos recuerdan sentados
Vi  nacer cipreses ecuánimes y grisáceos tulipanes
Desde mi ajena mirada nacieron
                                                            Elefantes            Montañas       Océanos
                                                            Hombres            Rocas               Cielos
                                                                              Nubes Bosques Aires
                                                                                Eternos Universos
                                                                Soles Profundos
Mis pasos fueron temblores en mundos extraños
Mundos de vorágines deseos
Mundos de inertes sueños
Decaigo en lo más bajo del cosmos
Las estrellas vigilan encendidas mi caída
Como una flecha expulsada fuera del universo
Como una escopeta que apunta la cabeza
Soy expulsado de una mirada soñolienta
Y tan sólo ayer era Dios.
 
Un negro mar surge desde mis manos
Se deja ver un instante
Instantes de silencios
                                         de muertes vivas
                                         de vivas muertes
Aves incendiarias rompen mi pecho
Y es el polvo quien crucifica las carnes
La desesperanza de mis olas explota
Pues no existe arena que la reciba en su agonía
El siguiente paso será más hondo
Y luego el próximo, y una vez más
Más profundo que la soledad
Duermo cansado de soñar
Alguien construyó un Dios en la penumbra.
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