Chargement...

Carta #20


Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.
J. L. B.

El tiempo es la cosa más silenciosa que he vivido. Si te detienes a escuchar el campanario te puede dar la media noche sin sentir algún rumor; es que ni un latido puede darte, ni siquiera una lágrima, más aún si posees mala memoria . Si te detienes a pensar, cuando menos lo creas ya todo estará perdido.  Fíjate (te lo digo como anécdota) que yo intento recordar el choque de un balón en el tablero y este por supuesto ya no me retumba, porque tal vez adentro, muy adentro de mí, la oscuridad absorbe todo como si en mi cabeza una caverna sin eco tuviera la capacidad de retener la imagen intacta, tal cual la he visto, pero no la vibración que producen esos dos objetos en contacto. De seguro si saliera ahora mismo pateando piedras y llegara a ese lugar o a cualquier otro a arrojar con fuerza otro balón para sentir cómo se me pega a la piel una que otra onda, no podría tener más claro  que en este caso la memoria ya no me entra por el oído, porque yo ya tengo una muestra de lo que una esfera representa al ser lanzada.

Y si no es la memoria lo que entra por segunda vez ¿qué es lo que llega a la cabeza? ¿Será que ahora entra por esos diminutos huesecillos (eso espero discutirlo contigo en algún momento de nuestras vidas)  algo que decidimos llamar amor? pero mira bien y date cuenta que no es la memoria. Esa tal vez ya esté adentro y el amor lo que hace es llevarla a su máxima capacidad de resistencia. Lo hará incluso en microsegundos. Escucha bien tu que eres tan atento: es como cuando uno rebota mal el balón y se trastoca el dedo ¿te ha pasado?; es cuestión de un breve tiempo para sentir el dolor que viaja del falanje al cerebro; algo así le ha de pasar a la memoria pero más seguido, por eso recordar causa tanto dolor tan cosa rara que todos lo experimentamos de diferente forma (amar y recordar no distan mucho, luego te explico cómo llegué a eso) aunque al final  lleguemos a la misma conclusión para decir que ese dolor es amargo en tanto que nos transforma el recuerdo ya cansado de tanto padecer y el amor que es bien experto en entrar por los oídos somete a la memoria a su extinción. Por eso no puede ser más una vibración latente, no se puede oír de la misma forma por más que  retumbe tanto (bien sea en el pecho o en el estómago, incluso en las manos, ya no lo se muy bien) porque será solo una imagen vaga, muda, quieta y por más que uno le pegue bien sea al balón, no será el primer balón que se arrojó, por más fuerza que se le ejerza contra el aro, el balón no vibrará como alguna vez lo logró ¿entiendes? por más que uno recuerde, uno ya está en otro momento y ese silencio producido, será lo único que martille mi cabeza y me diga todo el tiempo que a pesar de no volver a escucharte, tendré una imagen que me haga sentir viva ¿Ahora comprendes? no es que haya dejado de quererte, ni más faltaba ¿no ves que ya entraste una vez? solo he acumulado muchos silencios por parte tuya y mi memoria está agotada. No lo sientas como algo triste, así yo esté tan triste. alguna vez te prometí que estaría bien, no suelo cumplir promesas pero deseo hacerlo, este dolor me está asfixiando y solo deseo seguir teniendo mala memoria.

En lo posible, respóndeme una pregunta, no hoy, puede ser mañana o uno de estos días y con ello yo recuperaré mi sonrisa, porque la risa... bueno ya sabemos con lo de arriba qué le pasa a la ruidosa risa. Santi ¿puede el pensar devolverle voz al recuerdo? si es así, ayúdame a pensarte nuevamente todo el tiempo.

Préféré par...
Autres oeuvres par Angie Tatiana Aranda Martínez...



Top