Progenitora de todos los mares a todos nos llamas como a tus hijo… en silencio o quedamente, vamos a habitar en tus olas, mar de olvi…
fantasma de mil otoños te escucho y abro los ojos los cierro queriendo verte pero de nuevo te escapas escurridiza
Lo tenía todo, pero no lo sabía era el poeta de las flores de cada mañana su alegría Todo se decide en un instante se nos escapa el aire como la vida
Venía desde el norte peregrino en largo vuelo llegó suplicando el agua luego de cruzar desiertos cruzó también los mares
No se escribe para nadie y las voces que se leen son los ecos de uno mismo. Me suceden las olas me suceden los pies
La nieve sobre los pinos, musgo; piel del árbol verde encino. Año tras año te cubres, te haces nuevos caminos.
Luego de habitar en el tiempo de venir incansable desde lejos desde cada rincón de la tierra a acariciar tu rostro y tu pelo.