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Hechizada

Casi a tientas... casi.
Un flechazo tan inesperado como certero.
Ese instante de placer que me proporcionó tu voz y se hizo perenne en mí.
La intensidad con que hervía mi sangre,
por saberme atada a tu mirada, a tu boca.
Mis sentidos todos , en ebullición.
Quemándome en la hoguera.
Contagiándome de ti.
De tu adicción.
Sentí galopar mi corazón.
Íbamos creciendo.
Abriéndonos a emociones inexplicables,
como ese orgasmo que sube desde los muslos al cerebro y acaricia el alma.
Entregué mi escudo.
Abrí la coraza.
Me besaste, te besé.
suspirabas, suspiré...

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