Fuiste todo
Estás bajo mi piel,
como la marca que deja un zapato ajustado,
como el corsé que aprieta, causando surcos, o la herida que sana y produce cicatriz.
Grito tu nombre, a secas,
y eres un sordo errante,
que se escuda tras el viento,
el sonido de las olas
y las oraciones vacías.
Deambulas por lo que tú llamas paraíso, alargando las distancias, cada día más.
Fluyes por mis venas, mis oídos y mi piel, formando tormentas,
nacidas de sentimientos húmedos, cálidos, fríos.
Fuiste tanto y todo,
que aún me cuesta creer
que te hayas desvanecido.
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