Desolada la tarde, desolada;
cabizbajo camino, cabizbajo,
aunque lleve de frente la mirada.
Me relajo en el banco bajo el gajo;
sólo mora en mi entorno fauna y flora;
en el banco descansa el espantajo.
Hoy la aurora naranja fue incolora;
hoy la externa sonrisa es sólo externa;
la alegría está triste y todo ignora.
Es eterna la noche, negra, eterna,
y gravita el silencio que me grita;
(se ha colado la fiera en la caverna.)
Se marchita la vida que transita
de un abismo a ilusiones a un abismo
arrastrando mi cuerpo que palpita.
Espejismo desierto es mi optimismo;
con certeza me aguarda la crudeza
que contempla inmutable mi estoicismo.
Ven tristeza, derrama tu belleza,
ven y deja que el alma te describa;
yo te ofrezco una casa, mi cabeza,
y mis lágrimas, tinta del escriba.