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(2018)
Sentada bajo la sombra de un roble Admiro mi bosque dormido en el ti… Raudas en entretejer una alfombra… Las hojas se despiden de los insta… Adelfas azucenas presas del deliri…
Caminando entre la niebla Divisé un gran tesoro Un ángel en edad de oro Sumido por la tiniebla Oscuridad de pobreza
Después de la victoria presiento que a lo lejos alguien construye una jaula y un ave con las horas que se marchan.
La habitación 11:11 con sus once puertas y sus once ventanas nace de los movimientos que se alejan de mi cuerpo
He visto rosas desde la alcantarilla y también he bajado a la alcantarilla sosteniendo
¿Qué razón justifica que seamos eslabones dispersos en la garganta de un mundo sin canciones de solidaridad? De ser partículas atraídas por contratos mercantiles viajando en dirección c...
A veces nado perdida entre imágenes, sin conciencia y a destiempo Luego me disuelvo
Una porción de cielo se descosió con tus lágrimas, al sujetarla con tus manos la otredad de una desnudez disenti… sembró dudas con su brusca proximi…
Mis palabras provocan a tus oídos mis gemidos calientan tu cuello las pupilas se excitan, las ansias… Entre sonrisas desenfrenadas nuestras miradas ardientes se pose…
El agua ofrece la espalda y concede un rosal. Oh! Pétalos de naipes, árboles sin nombre que en un día
Donde reina el sonido del silencio desconecto mi voz interior el aire es quietud que fluye por el túnel naciente entre mis pulmones y mi corazón
Mi muro agrietado por tu manía de… Poemas desdoblados crecen en mis m… Hasta llegar a la inquietud de mis… Bebe todas mis palabras con el cál… Desnuda ante ti tiemblo cual hoja…
Una está vacía. Es de las personas que no se quedaron. Esas que detuvieron su mirada solo en mis errores. No supieron ver a mis fragmentos rotos como las estrellas de mi cielo. Son cri...
Toda la dicha cabe en un suspiro de tiempo, en un balbuceo de fiebre amarilla con la piel ennegrecida y el andar de las botas de sol
El jardín de los helechos crecía sin miedo; habían cometas, libros y seres de otros mundos y la alegría me daba su mano