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(2018)
Mi muro agrietado por tu manía de… Poemas desdoblados crecen en mis m… Hasta llegar a la inquietud de mis… Bebe todas mis palabras con el cál… Desnuda ante ti tiemblo cual hoja…
Al estar conmigo misma siempre habrá un sonido o un canto de verdad dolorosa removiendo los cimientos. Entonces recogeré del pavimento
A veces nado perdida entre imágenes, sin conciencia y a destiempo Luego me disuelvo
Hay una inmensa nostalgia en Lisboa. La ciudad del fado es como una amante que te incita a descubrir sus secretos prohibidos, a entender el lenguaje que se desprende del fuego, de la b...
Mis palabras provocan a tus oídos mis gemidos calientan tu cuello las pupilas se excitan, las ansias… Entre sonrisas desenfrenadas nuestras miradas ardientes se pose…
Sentada bajo la sombra de un roble Admiro mi bosque dormido en el ti… Raudas en entretejer una alfombra… Las hojas se despiden de los insta… Adelfas azucenas presas del deliri…
Caminando entre la niebla Divisé un gran tesoro Un ángel en edad de oro Sumido por la tiniebla Oscuridad de pobreza
Tus manos palpan las raíces de mi… y así acarician mi corazón, susurras melodías astrales en mi o… y el amor se hace plenitud. Las ramas de mi silueta vibran
Todos tenemos nuestro otro yo, ese que dejamos fluir cuando nadie nos ve o simplemente con esa persona especial. Muchos temen mostrarlo por temor, por orgullo o por instinto de superviv...
Una porción de cielo se descosió con tus lágrimas, al sujetarla con tus manos la otredad de una desnudez disenti… sembró dudas con su brusca proximi…
Un latir de ojos nostálgicos es un diluvio con máscara, un rescate de sílabas entre las llanuras del rostro. Un baño de luz difusa,
Después de la victoria presiento que a lo lejos alguien construye una jaula y un ave con las horas que se marchan.
El insomnio incita y el tapiz de las formas se filtra sin pausa. Las palabras, carbones en el día,
Donde reina el sonido del silencio desconecto mi voz interior el aire es quietud que fluye por el túnel naciente entre mis pulmones y mi corazón
Aún hoy vives en el café y en las sábanas, en este eterno reloj del deseo que me despierta en las mañanas.