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Las divergencias deciden

(E.A.N)

Tu mirada era una llama septentrional
alzándose en el esplendor de la noche
siempre con la temida oscuridad
de aquella tristeza, de saber
que hay piezas que se dispersan
más allá de las heridas que ven los otros.
 
Es por eso que dos corazones
no son ni serán suficientes
para aceptar toda la verdad
de nuestra efímera existencia
 
y me dolía percibir los barcos
atados detrás de tus ojos,
pero solo tengo dos manos
tan apasionadas como inexpertas.
 
Tal vez por ello cuando rozaba tu piel
con mis dedos solo percibías palabras tristes.
Tú en cada uno de mis sueños veías dolor
y yo en cada uno de tus dolores veía sueños.
 
No sé si fue eso o quizás fue
que nunca has querido ser salvado
porque hay aves que aprenden a amar
aún sin saberlo el confort de su jaula
y temen a la libertad
y la luz era una niña pequeña
que no comprendía el color de su vuelo.

Preferido o celebrado por...
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