#EscritoresEspañoles
Mujer de barro soy, mujer de barro… pero el amor me floreció el regazo… Mujer ¡Cuán vanamente, cuán ligeramente me llamaron poetas, flor; perfume!
¡Corre que te corre! ¡A correr, mi niño, sobre la hierba verde y el tomillo! ¡A correr, que el viento
—Mamá, yo quiero la luna. —Hijo mío, está muy alta. —Mamá, yo quiero un caballo. —Hijo, si no tienes cuadra. —Mamá, yo quiero un pececito.
Ola cuajada en la piedra con espuma de romero, hasta tu desnuda cima me has levantado sin vuelo. Sobre tu lomo clavada
Me tienes y soy tuya. Tan cerca u… como la carne de los huesos. Tan cerca uno del otro y, a menudo, ¡tan lejos!... Tú me dices a veces que me encuent…
Entre las cañas tendida; sola y perdida en las cañas. ¿Quién me cerraba los ojos, que, solos, se me cerraban? ¿Quién me sorbía en los labios
Contra el sucio oleaje de las cosa… yo apretaba la puerta. Mis dos man… resueltas, obstinadas, indomables, la mantenían firme desde dentro. Fuera, el naufragio; fuera, el cao…
No quiero que los besos se paguen ni la sangre se venda ni se compre la brisa ni se alquile el aliento.
Siempre, cuando me despierto, sonrío y pienso: Hoy sucederá algo grande, maravilloso, perfecto; hoy se cumplirá sin duda
Dadme un espeso corazón de barro, dadme unos ojos de diamante enjuto… boca de amianto, congeladas venas, duras espaldas que acaricie el air… Quiero dormir a gusto cada noche.
Ángeles tuyos, gerardo, por vientos y nubes blancas de un mundo inventado adrede dibujan las coordenadas. Ángeles de X a Z
Yo era poeta labrador. Mi campo era amarillo y áspero. Todos los días yo sudaba y lloraba para ablandarlo. Tras de los bueyes, lentos, firmes…
“—¡Orza la barra!... ¡A estribor!… ¡Izad el trinquete!... ¡Avante!..… Las cuatro sillas navegan por los mares orientales... El cinturón erizado
No aurora fue. Ni llanto. Ni un i… bebió la luz. Sus ojos no tuvieron color. Ni yo miré su boca tierna..… Ahora, ¿sabéis?, lo siento. Debisteis dármelo. Yo hubiera deb…
Abre tus ojos anchos al asombro cada mañana nueva y acompasa en místico silencio tu latido porque un día comienza su voluta y nadie sabe nada de los días