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¿Qué es aquello que reluce por los altos corredores? Cierra la puerta, hijo mío, acaban de dar las once. En mis ojos, sin querer,
En lo alto de aquel monte hay un arbolillo verde. Pastor que vas, pastor que vienes. Olivares soñolientos
Si tu madre quiere un rey, la baraja tiene cuatro: rey de oros, rey de copas, rey de espadas, rey de bastos. Corre que te pillo,
Leonardo: ¡Calla! Novia: Desde aquí yo me iré sola. ¡Vete! ¡Quiero que te vuelvas! Leonardo:
Bajo el naranjo, lava pañales de algodón. Tiene verdes los ojos y violeta la voz. ¡Ay, amor,
Ya viene la noche. Golpean rayos de luna sobre el yunque de la tarde. Ya viene la noche. Un árbol grande se abriga
¡Oh, qué grave medita la llama del candil! Como un faquir indio mira su entraña de oro y se eclipsa soñando
Por el arco de Elvira quiero verte pasar Para saber tu nombre y ponerme a llorar. ¿Qué luna gris de las nueve
La señorita del abanico, va por el puente del fresco río. Los caballeros
Vestida con mantos negros piensa que el mundo es chiquito y el corazón es inmenso. Vestida con mantos negros. Piensa que el suspiro tierno
Cristo moreno pasa de lirio de Judea a clavel de España. ¡Miradlo por dónde viene!
La sombra de mi alma Huye por un ocaso de alfabetos, Niebla de libros Y palabras. ¡La sombra de mi alma!
Yo era. Yo fui, pero no soy. Yo era... (¡Oh fauce maravillosa
Niño. ¡Que te vas a caer al río! En lo hondo hay una rosa y en la rosa hay otro río. ¡Mira aquel pájaro! ¡Mira
Eran tres. (Vino el día con sus hachas.) Eran dos. (Alas rastreras de plata.) Era uno.