#EscritoresChilenos (1924) Canciones Ternura cuna de
Yo la encontré por mi destino, de pie a mitad de la pradera, gobernadora del que pase, del que le hable y que la vea. Y ella me dijo: “Sube al monte.
Dónde la humedad se guarda asistidora y mansueta y el resuello del calor no alcanza a la Madre Gea, suben, suben silenciosos
Una rata corrió a un venado y los venados al jaguar, y los jaguares a los búfalos, y los búfalos a la mar... ¡Pillen, pillen a los que se van!
Todas íbamos a ser reinas, de cuatro reinos sobre el mar: Rosalía con Efigenia y Lucila con Soledad. En el valle de Elqui, ceñido
Mientras tiene luz el mundo y despierto está mi niño, por encima de su cara, todo es un hacerse guiños. Guiños le hace la alameda
¡Ay! ¡Juguemos, hijo mío, a la reina con el rey! Este verde campo es tuyo. ¿De quién más podría ser? Las oleadas de la alfalfa
Este día ya no digas mas, que me la sigo viendo y se me van a quedar en los ojos veinte cerros. ¡Es la Patrona Blanca
La rosa colorada cogida ayer; el fuego y la canela que llaman clavel; el pan horneado
Están redimiendo el cobre con las virtudes del fuego. De allí va a salir hermoso como nunca se lo vieron las piedras que eran sus madres
¿A dónde es que tú me llevas que nunca arribas ni paras? O es, di, que nunca tendremos eso que llaman “la casa” donde yo duerma sin miedo
Madrecita mía, madrecita tierna, déjame decirte dulzuras extremas. Es tuyo mi cuerpo
¿Y nunca, nunca más, ni en noches… de temblor de astros, ni en las al… vírgenes, ni en las tardes inmolad… ¿Al margen de ningún sendero pálid… que ciñe el campo, al margen de ni…
Siento mi corazón en la dulzura fundirse como ceras: son un óleo tardo y no un vino mis venas, y siento que mi vida se va huyendo
Te olvidaste del rostro que hicist… en un valle a una oscura mujer; olvidaste entre todas tus formas mi alzadura de lento ciprés; cabras vivas, vicuñas doradas
Salto del Laja, viejo tumulto, hervor de las flechas indias, despeño de belfos vivos, majador de tus orillas. Avientas las rocas, rompes