(1581)
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Lloraba la niña (Y tenía razón) La prolija ausencia De su ingrato amor. Dejóla tan niña,
Nilo no sufre márgenes, ni muros Madrid, oh peregrino, tú que pasas… Que a su menor inundación de casas Ni aun los campos del Tajo están… Émula la verán siglos futuros
Corona de Ayamonte, honor del día… Estas piedras que dio un enfermo a… Hoy os tiro, mas no escondo la man… Por que no digan que es cordobesía… Que dar piedras a Vuestra Señoría
Allá darás, rayo, En cas de Tamayo. De hospedar a gente extraña, O Flamenca o Ginovés, Si el huésped overo es
Esta que admiras fábrica, esta pri… Pompa de la esculptura, oh caminan… En pórfidos rebeldes al diamante, En metales mordidos de la lima, Tierra sella, quen tierra nunca op…
Pender de un leño, traspasado el p… Y de espinas clavadas ambas sienes… Dar tus mortales penas en rehenes De nuestra gloria, bien fue heroic… Pero más fue nacer en tanto estrec…
Al tronco Filis de un laurel sagr… Reclinada, el convexo de su cuello Lamía en ondas rubias el cabello, Lascivamente al aire encomendado. Las hojas del clavel, que había ju…
Tú (cuyo ilustre, entre una y otra… De la Imperial Ciudad, patrio edi… Al Tajo mira en su húmido ejercic… Pintar los campos y dorar la arena… Descuelga de aquel lauro enhorabue…
En el cristal de tu divina mano De Amor bebí el dulcísimo veneno, Néctar ardiente que me abrasa el s… Y templar con la ausencia pensé en… Tal, Claudia bella, del rapaz tir…
Lilio siempre real nascí en Medin… Del Cielo, con razón, pues nascí… Ceñí de un Duque excelso, aunque… De rayos más que flores frente din… Lo caduco esta urna peregrina,
Diez años vivió Belerma Con el corazón difunto Que le dejó en testamento Aquel francés boquirrubio. Contenta vivió con él,
Prisión del nácar era articulado De mi firmeza un émulo luciente, Un dïamante, ingenïosamente En oro también él aprisionado. Clori, pues, que a su dedo apremïa…
Cantastes, Rufo, tan heroicamente De aquel César novel la augusta h… Que está dudosa entre los dos la g… Y a cuál se deba dar ninguno sient… Y así la Fama, que hoy de gente e…
Al sol peinaba Clori sus cabellos Con peine de marfil, con mano bell… Mas no se parecía el peine en ella Como se obscurecía el sol en ellos… Cogió sus lazos de oro, y al cogel…
Ánsares de Menga al arroyo van: ellos visten nieve, él corre cristal. El arroyo espera