#EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles (1918-1923) Unidad
En la colina, que la hora morada va tornando oscura y medrosa, el pastorcillo, negro contra el verde ocaso de cristal, silba en su pito, bajo el temblor de Venus. Enredadas en las flore...
Tira la piedra de hoy, olvida y duerme. Si es luz, mañana la encontrarás ante la aurora, hecha sol.
¡La campana gorda!... Tres..., cuatro toques... ¡Fuego! Hemos dejado la cena, y, encogido el corazón por la negra angostura de la escalerilla de madera hemos subido, en alborotado silen...
¡No te asustes, hombre! ¿Qué te pasa? Vamos, quietecito. Es que están matando a Judas, tonto. Sí. Están matando a Judas. Tenían puesto uno en el Monturrio, otro en la calle de Enmedio; ...
¡Qué hueco tan robado el de este vano cielo que nada al alma pone, ni nada quita al cuerpo!
El alba me sorprende buscando entre los lirios la huella de tu paso. ¡Imajen del naciente, que yerras en los hilos
La chiquilla del carbonero, bonita y sucia cual una moneda, bruñidos los negros ojos y reventando sangre los labios prietos entre la tizne, está a la puerta de la choza, sentada en una ...
¡Qué alegría este tirar de mi freno, cada instante; este volver a poner el pie en el lugar cercano, (casi otro, casi el mismo),
—¡Eese!... ¡Eese!... ¡Eese!... ¡... maj tonto que Pinitoooo!... Casi se me había ya olvidado quién era Pinito. Ahora, Platero, en este sol suave del otoño, que hace de los vallados de a...
¡Qué hermosa muestra eres, cielo a… a los despiertos ojos, de lo despierto! ¡Qué ejemplo hermoso eres, cielo a… a los ojos dormidos,
—No era nadie. El agua. —¿Nadie? ¿Que no es nadie el agua? —No hay nadie. Es la flor.
¡Ojos que quieren mirar alegres y miran tristes! ¡Ay, no es posible que un muro viejo
Para la vendimia, estando yo una tarde grana en la viña del arroyo, las mujeres me dijeron que un negrito preguntaba por mí. Iba yo hacia la era, cuando él venia ya vereda abajo: Era Sa...
Tarde última y serena, corta como una vida, fin de todo lo amado ¡yo quiero ser eterno! (Atravesando hojas,
Pajarillo cojido, de tu pecho dulc… por el águila negra de la muerte, ¡cómo me miras con tu ojito triste… (negro plenor sangriento de luz dé… Desde debajo de la garra inmensa,