CANCIONCILLAS ESPIRITUALES ROSA
#EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #JRJCanción 1936
¿Te cojí? Yo no sé si te cojí, pluma suavísima, o si cojí tu sombra.
Desde la calle de la Aceña, Platero, Moguer es otro pueblo. Allí empieza el barrio de los marineros. La gente habla de otro modo, con términos marinos, con imágenes libres y vistosas. V...
Donde quiera que paro, Platero, me parece que paro bajo el pino de la Corona. A donde quiera que llego—ciudad, amor, gloria—me parece que llego a su plenitud verde y derramada bajo el g...
¡Ojos que quieren mirar alegres y miran tristes! ¡Ay, no es posible que un muro viejo
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cr...
Siempre, después, qué contento cuando me quedo conmigo. Lo que iba a ser mi minuto, es, corazón, mi infinito.
No, esta dulce tarde no puedo quedarme; esta tarde libre tengo que irme al aire. Al aire que ríe
Por el callejón de la Sal, que retuerce su breve estrechez, violeta de cal con sol y cielo azul, hasta la torre, tapa de su fin, negra y desconchada de esta parte del Sur por el constan...
Ya el sol, Platero, empieza a sentir pereza de salir de sus sábanas, y los labradores madrugan más que él. Es verdad que está desnudo y que hace fresco. ¡Cómo sopla el Norte! Mira; por ...
Como médanos de oro, que vienen y que van en el mar de la luz, son los recuerdos. El viento se los lleva,
Platero, te he dicho que el alma de Moquer es el pan. No. Moguer es como una caña de cristal grueso y claro, que espera todo el año, bajo el redondo cielo azul, su vino de oro. Llegado ...
Acabas de salir de tu alcoba... Y… está desarreglada, deshojada, marc… sobre una silla de oro, el corsé p… que llevabas la tarde de la última… En el sofá –¡oh recuerdos!– la mag…
Subes de ti misma, como un surtidor de una fuente. No se sabe hasta donde
Soy este que va a mi lado sin yo verlo, que, a veces, voy a ver, y que, a veces olvido. El que calla, sereno, cuando hablo…
En las lentas madrugadas de invierno, cuando los gallos alertas ven las primeras rosas del alba y las saludan galantes, Platero, harto de dormir, rebuzna largamente. ¡Cuán dulce su leja...